Roma, ida y vuelta
Viaje de trabajo a Roma el lunes con vuelta el martes. Visto y no visto. Además, el vuelo de ida con Easyjet salió con casi 3 horas de retraso. Lo tomé con mucha filosofía y aproveché el tiempo con la red wifi del aeropuerto. Al llegar a Roma, calor sofocante. Me debo estar acostumbrando a las temperaturas de 20 grados de París en los últimos tiempos porque los más de 30 grados me resultaron agobiantes. Aproveché el poco resto de tarde que me quedaba para dar un paseo desde el hotel hasta el Vaticano. Un gran acierto porque disfruté ese momento muchísimo. Apenas había gente en la Plaza de San Pedro, sólo algunas personas dispersas. La Basílica estaba cerrada y el sol se estaba poniendo, así que ya daba la sombra en toda la plaza. Un gustazo. Me senté tranquilamente en la base de una de las columnas del pórtico y hasta imaginé una Iglesia más sensata. Tras ese rato de ensimismamiento, seguí hasta el Castelo de San Angelo y al poco ya subí de nuevo al hotel en bus. Llegué tarde a mi cena de trabajo pero no me perdí gran cosa, todo el mundo estaba demasiado pendiente del partido del Mundial.