sábado, 14 de enero de 2017

Zurich Central

Este es el segundo año en el que sigo con la vida profesional dividida entre París y Zurich. Por el momento no percibo presiones de la empresa para moverme a Suiza, ni tampoco tensiones para reducir los gastos de viaje, así que continuaré con este esquema de volar cuando sea necesario. 

El arranque de 2017 apunta con viajes frecuentes a Zurich, al menos durante el primer trimestre, y me planteo que no quiero caer en la rutina de quedarme siempre en los mismos hoteles en el barrio de negocios de Oerlikon, dónde todo es tan aséptico. Me empieza a dar un poco de repelús toda la zona. Como alternativa, voy a quedarme en el centro de la ciudad, para romper la rutina. Así lo he hecho esta última vez. Probé por primera vez el Hotel Central Plaza y me gustó bastante. Mi habitación tenía una vista preciosa, como se puede ver en la segunda foto, con todo nevadito. Además, su gimnasio tiene una máquina de esas Power Plate, con plataforma vibradora, así que también supuso una novedad agradable en mis sesiones de entrenamiento. 

La noche del viernes también la pasé en la ciudad, porque volaba a Vigo el sábado muy temprano. Carlos y su marido, David, me invitaron a cenar en su casa en Baden, un pueblecito que me imaginaba horroroso, tipo polígono industrial, y que resultó tener bastante más encanto, entre colinas, con un castillo y con algo de casco viejo (que no visitamos porque la noche no estaba para paseos).