domingo, 24 de junio de 2012

La Cartuja y la Abadía del Sacromonte

He aprovechado mi día de turismo solitario en Granada, el viernes, para ver cosas que no conocía. Por la mañana estuve en el Monasterio de la Cartuja, construido en 1516 como parte de ese fervor que les entró a los Cristianos tras la Reconquista y que llenó la ciudad de iglesias y monasterios. La primera impresión no es de grandes aspavientos, aunque sirvió para descubrir a Juan Sánchez Cotán, un pintor que se hizo hermano cartujo y del que hay buenos cuadros en el Monasterio. La sorpresa viene al final del recorrido: la Iglesia, la Sacristía y el Sagrario son una sobredosis barroca pero con gusto. Estaba prohibido hacer fotos pero como no había vigilancia nadie se podía contener ante tal espectáculo de suelos, techos y paredes. La primera foto abajo es la Sacristía, cuyo suelo me recordó al Gran Trianón de Versalles. Definitivamente, la Cartuja es un "básico" en Granada, lo siguiente en la lista tras la Alhambra y la Catedral.

Por la tarde fui andando hasta la Abadía del Sacromonte, casi una hora desde el centro. Cuatro de la tarde, sol de justicia. La subida por el monte te lleva directo a ese portalón de entrada de tres arcos que se ve en la foto de abajo. No había nadie ni nada. Dos máquinas de refrescos y las dos averiadas. Esperé a la visita guiada que anunciaban a las 5 aunque decían que era necesario un mínimo de 3 personas... Menos mal que la guía se apiadó de mi y me hizo un pase privado. La de la Abadía es toda una historia fascinante, de eso medio misteriosas, como la de Chartres. Encontraron en el monte unas reliquias cristianas, entre ellas las de un santo llamado Cecilio, que se convertiría en patrono de la ciudad. También encontraron los Libros Plúmbeos, unas planchas de plomo grabadas en una especie de árabe y latín. Total, todo un revuelo, grandes peregrinaciones al monte y grandes esfuerzos por descifrar los libros, que primero viajan a Madrid y finalmente al Vaticano. Allí se quedarían más de 350 años, hasta que Ratzinger accedió a devolverlos a Granada, al arzobispo Cañizares. Todo un culebrón que me tuvo encantado durante la visita con guía al claustro, el museo, la iglesia y las catacumbas (la zona dónde se encontraron las reliquias originalmente). También tienen allí el "Cristo de los Gitanos" al que sacan en procesión en Semana Santa (bueno, sacan una réplica para que no se estropee con tanto vaivén y con las hogueras que por lo visto hacen).

Lo más sorprendente de la Abadía del Sacromonte fue lo que no me contó la guía y que descubrí posteriormente en internet: los libros son falsos y este año han hecho un documental sobre el enigma. Por lo visto apareció una primera caja al demoler una mezquita en la que un pergamino hablaba de Cecilio al que supuestamente la Virgen le había revelado un nuevo evangelio (el quinto)... Unos años después aparecen las reliquias y los libros plúmbeos. El Vaticano acabó declarando que los libros eran falsos, pero decidió que las reliquias eran de verdad (aunque nadie había oído hablar hasta entonces del tal Cecilio) y también decidió que algunas cosas que contaban los libros eran ciertas: por ejemplo la virginidad de María (la "Inmaculada Concepción").  Por lo visto todo fue una invención de los moriscos para evitar la expulsión, intentando demostrar que habían existido árabes cristianos hacía siglos. Todo emocionante, fascinante, y para quedarse perplejo con el origen de la Inmaculada. En fin, que la Abadía del Sacromonte bien merece una visita y ser considerada otro "básico" de Granada.