viernes, 24 de enero de 2014

Literatura Japonesa

Vuelvo a comprar libros. Creo que el traslado de los fondos bibliográficos a casa de Ana y el hecho de que ella siga ampliando estantería ha eliminado mis reticencias a seguir adquiriendo obras. Más importante que mi renovado consumismo es el hecho de que vuelvo a leer novela. Llevaba unos años de mucho ensayo y, aunque no lo he abandonado, ahora siempre tengo alguna novela por el medio. 

Ahora mismo estoy a vueltas con Canadá, una obra de Richard Ford, a la que la crítica pone por las nubes pero que me está aburriendo bastante. Parece que la historia no acaba de avanzar: un adolescente americano cuya vida cambia radicalmente cuando sus padres atracan un banco. Medio libro antes del robo y otro medio después. 

En el apartado ensayo, estoy leyendo The Geography of Thought, sobre las diferencias en la forma de pensar entre el Este y el Oeste. Muy interesante. Dos planetas diferentes. Es una lectura muy en consonancia con la fijación por la literatura japonesa que me acompaña en los últimos meses. Le he pillado el gusto a todas esas historias de angustias, soledades y suicidios. 

Todo empezó con Tokio Blues en agosto. Pero después vinieron: 
  • El embarazo de mi hermana.  Irrelevante. 
  • Al sur de la frontera, al oeste del sol. Mi libro de Murakami preferido hasta la fecha. Delicioso, poético y perturbante.
  • El cielo es azul, la tierra blanca. Interesante, pero no me ha dejado mucho poso.  
  • Pálida luz en las colinas, de Kazuo Ishiguro, el autor que me impresionó tanto con Nunca me abandones. Esta fue su primera novela, desarrollada en el Nagasaki posterior a la bomba nuclear. De nuevo tiene un punto de misterio y rareza que me ha gustado mucho. 
  • Kokoro. Con los clásicos hemos topado. Es una novela de 1914 pero me ha gustado muchísimo. Se sitúa en ese Japón en transición entre la era Meiji y la modernidad. Bien escrito, centrado en los sentimientos de los personajes y, en mi opinión, con un toque homoerótico (y sin duda, una misoginia galopante pero propia de su época). Muy recomendable. 
No tengo ninguna otra obra japonesa en mi lista de lecturas para los próximos meses pero seguro que algo caerá. Aún no me he desenganchado de todos esos tormentos interiores.