Me he quedado pasmado con el nuevo aeropuerto de Pekín, inaugurado a finales de 2019, antes del inicio de la pandemia del COVID. Es uno de esos espacios impactantes, al estilo del Aeropuerto de Doha o el de Singapur. El diseño es del estudio de arquitectura de Zaha Hadid y se nota en todas esas líneas curvilíneas. Tiene también un jardín tradicional chino al final de uno de sus "tentáculos", en un patio interior (dos últimas fotos). Todo una maravilla.
Esta semana he trabajado desde la oficina de Pekín. Al concierto de Rigoberta en Barcelona, siguió un periplo de vuelos Barcelona - Ginebra - Londres - Beijing. Una vez más, el lado "bueno" del avión para volar a Heathrow es el derecho, que deja buenas vistas de toda la ciudad (dos primeras fotos).
Era mi primera visita a nuestra oficina en Pekín, que está situada en el CBD, o Central Business District, el barrio de negocios dónde se encuentra el edificio icónico de la televisión china (tercera foto) y muchas otras torres de negocios. Ya había estado por allí hace años, algo que sorprendió a mis compañeros de trabajo, porque la zona no es parte de la ruta turística habitual.
Ha sido una semana muy productiva en lo profesional, con muchas reuniones con empleados, y un par de cenas de trabajo, y muy limitada en lo personal. No tuve tiempo para hacer nada de turismo. Intenté visitar el Today Art Museum, que nos había gustado tanto, y que tenía una exposición de Mucha. Fue un poco frustrante: no pude entrar porque no admiten pago con tarjeta y yo no llevaba efectivo. Tuve que contentarme con los paneles decorativos de la exposición que había en el exterior (dos últimas fotos). Llegué además empapado en sudor porque hacía muchísimo calor estos días, incluso peor que la semana anterior en Nueva York. El verano no es buena época para caminar por Pekín (y el invierno tampoco!).
