viernes, 6 de junio de 2025

Cena con Amanda en Aubonne

Con tanto cambio de trabajos y ciudades en los últimos años, hemos ido desarrollando amistades aquí y allá. Algunas se han consolidado mejor en el tiempo, a pesar de la distancia, y el desgaste que supone la falta de contacto directo, y otras prácticamente se han perdido, dejando un poso de nostalgia por "aquellos tiempos". 

Amanda fue una compañera de trabajo en la segunda etapa de París, iniciada en 2014. Desarrollamos rápidamente complicidad porque en un ambiente organizativo muy conservador, yo era abiertamente gay y ella era abiertamente moderna, desprejuiciada y alternativa. Disfrutamos de unos pocos encuentros durante algo más de un año, tanto dentro como fuera de la oficina, y después la vida nos separó. Ella cambió de trabajo con la fusión y perdimos todo contacto durante 10 años. 

Hace unos meses, la vida nos ha vuelto a acercar geográficamente porque Amanda trabaja como directora de comunicación en una empresa industrial cerca de Lausanne. Nos hemos visto ya dos veces en los últimos meses: la primera vez en un restaurante de Ginebra y esta segunda vez en su casa.  Vive en Aubonne, un pequeño pueblo medieval, a 35 minutos en tren de Ginebra, con mucho más encanto del que yo esperaba... iglesia, castillo, arquitectura bien conservada. Su apartamento está en uno de esos edificios con 300 o 400 años, con vistas al lago, y con una curiosa cava de vinos comunitaria (última foto), dónde los vecinos guardan sus botellas y en ocasiones las disfrutan colectivamente.