lunes, 10 de octubre de 2022

Urgencias y vacunas

Pasé este último fin de semana en Vigo, de viernes a lunes. Fue un fin de semana largo teñido de hospitales, como ya ocurrió con los de agosto y septiembre.  

El sábado tocó ir a urgencias con mi padre porque tenía grandes dificultades para respirar. Desde hace unas 3 semanas, arrastra una nueva crisis de insuficiencia cardíaca y retención de líquido en los pulmones, como las de 2015 y 2016. La cosa se solucionó con un diurético por vía intravenosa. Con eso irá tirando otro poco, pero es probable que tengamos algún otro susto pronto. 

El domingo también tocó hospital, pero esta vez para vacunarlos a los dos. Frente a mi propia experiencia de vacunación, tan emocionante, esta me resultó algo más deprimente. Ver esa cola impresionante de abuelos, todos con acompañantes, muchísimos con sillas de ruedas, hace tomar consciencia de la cantidad de dependientes que hay. 

Con las dos experiencias hospitalarias del fin de semana me sentí útil, pero también algo apesadumbrado por la nueva realidad sanitaria familiar.