jueves, 20 de octubre de 2022

La Laguna

Después de muchas vueltas, que si Vietnam, que si Perú, hemos acabado en Tenerife. Queríamos unas vacaciones antes del arranque de etapa en Suiza y después de tantos disgustos con la salud de la familia, incluyendo el ingreso del padre de David en una residencia esta semana. Al final, optamos por un destino que nos garantizara buen tiempo y que no fuera "muy demandante", es decir, algo que tuviera interés pero no nos estresara con mil cosas por hacer y mil sitios a dónde ir. Y así acabamos en Tenerife y El Hierro. 

Nuestro punto de arranque de estas vacaciones ha sido La Laguna, la capital histórica de Canarias, declarada Patrimonio de la Unesco, que está situada a dos rotondas de distancia del aeropuerto de Tenerife Norte, y prácticamente pegada a la ciudad de Santa Cruz de Tenerife.

El casco histórico de La Laguna es pequeño y llano. Es un entramado de calles, bien planificadas, en cuadrilla, y atiborradas de palacios, iglesias y casas solariegas de colorines. Está todo magníficamente conservado y su arquitectura ha inspirado o influenciado la de muchas ciudades coloniales en America Latina. 

Es una ciudad del siglo XVI, de "Quinhentos" como dirían los Portugueses, y disfruté mucho recorriéndola porque justo he leído recientemente las biografías en portugués de Magallanes y de la Emperatriz Isabel de Portugal (mujer del Carlos V), coetáneos de la época de esplendor de La Laguna. 

Hay una entrada combinada para visitar las iglesias de la ciudad, Santo Domingo, Santa Clara /y su Museo de Arte Sacro) y la Concepción, incluyendo la subida a la torre del campanario. Aunque hace años, no nos interesaban demasiado las imágenes religiosas, ahora nos encantan, y todas esas iglesias atesoran innumerables bellezas. De hecho, acabamos nuestro recorrido visitando el Cristo de La Laguna, una talla gótica, también del 1500, muy venerada y de gran valor artístico.