miércoles, 14 de diciembre de 2022

Entre luces y familia

Este fin de semana pasado estuve en Vigo con David. Fue una estancia corta, pero bien aprovechada. Descubrimos el Lola & Lia para desayunar, en la zona de San Andrés de Comesaña, paseamos por la playa del Vao y alrededores, incluyendo el puente de Toralla y... vimos las luces de Vigo! La verdad es que todo el montaje del centro, peatonalizado para la ocasión, es bastante impresionante. El "show" no ha parado de crecer en los últimos años y se ha convertido en todo un acontecimiento turístico. No lo vimos todo, porque había mucha gente, pero si las atracciones principales. 

Más allá de ver el mar y las luces, el propósito de la visita era tener una comida familiar pre-navideña con David. Fuimos a la Casa Azul y resultó todo muy bien, la comida, la conversación y el paseo de media tarde por la zona de los molinos cercana. Mi cuñada anda bastante más cansada. Las sesiones de quimioterapia van pasando factura. Aún así, tiene buen ánimo. Es duro, la verdad, y queda batalla para rato. 



sábado, 10 de diciembre de 2022

Primera nevada en Ginebra

Esta ha sido una semana con 3 hitos en Ginebra. En primer lugar, participé en una cena del grupo LGBTQ de la empresa. Llevaba algunos años sin participar en ninguna y la verdad es que me gustó bastante y me sirvió para conocer a gente nueva. El grupo lo coordina un español encantador de 28 años y uñas pintadas. El resto del grupo se sitúa entre los 30 y los 35 años, en línea con la media de la plantilla. Me sentí algo mayorcito, pero no estoy dispuesto a sucumbir a mis propios prejuicios sobre la edad. 

En segundo lugar, visité lo que creo que será nuestro apartamento permanente en Ginebra (desde mi llegada estoy en uno temporal). Es ideal en muchos sentidos: espacio amplio, estructura antigua, con chimenea y molduras, muy céntrico y cercano al lago, y, lo más importante, recién renovado e impecable, con cocina y baño modernos y bien equipados. Estará disponible a partir del 1 de febrero para que les dé tiempo a acabar las obras de reforma. Aún me cuesta creer que hayamos tenido tanta suerte. 

Por último, el gran acontecimiento de la semana ha sido una muy copiosa nevada en Ginebra, la primera del invierno que se acerca. Por lo visto no suele nevar tan intensamente y suele cuajar pocas veces. A pesar de la incomodidades para caminar por la calle y para llegar a la oficina en el bus, me encantó verlo todo tan precioso.  Es lo que tiene ser nuevo en la ciudad, que todo lo vives con la ilusión de la primera vez.



domingo, 4 de diciembre de 2022

Exposición de PPM en Madrid

Este fin de semana, en Madrid, hemos ido a ver la exposición de fotografía de Pablo Pérez Mínguez (PPM), un fotógrafo bien talentoso, del que habíamos visto una muestra en Alcobendas el año pasado que nos había dejado con ganas de más. De él son muchas de las fotos icónicas de la Movida y muchas de las portadas de discos de los años 80. Sus retratos de Almodovar son un género en sí mismo y están bien representados en la exposición actual. 

La visita nos permitió reencontrarnos con las antiguas instalaciones de la fábrica El Aguila, que ahora son la sede de los Archivos de la Comunidad de Madrid. Repartidos entre los edificios de arquitectura industrial en ladrillo rojo hay varias salas de exposiciones. Descubrimos el espacio hace muchos años con una exposición de Carlos Berlanga, pero desde entonces no habíamos vuelto. Es lo que tienen las ciudades grandes, que acumulan tanta oferta que pueden pasar años hasta que repites espacios. Seguro que eso no me va a pasar en Ginebra.



jueves, 1 de diciembre de 2022

Paseos de otoño en Ginebra

Juan vino a descubrir Ginebra el fin de semana pasado. Era la única oportunidad este año porque el resto de fines de semana, todos los de diciembre, viajaré yo a Madrid. 

Tuvimos mucha suerte con el tiempo: nada de lluvia, bastante sol y temperaturas muy razonables.  Decidimos dejar los museos para futuras ocasiones, en las que el tiempo no sea tan agradable y dar largos paseos. La única visita que hicimos fue la de la catedral, con subida incluida a las torres, desde las que hay unas vistas impresionantes a toda la ciudad y las montañas circundantes. 

Aprovechamos el buen tiempo para patear la ciudad y el lago de una ribera a la otra. En ambos extremos de la ciudad hay parques que, en esta época, aún conservan los colores del otoño. 

Mirando el mapa, del lado izquierdo (en realidad, es la ribera derecha del lago), están los parques de Mon Repos y la Perle du Lac, entre otros. En realidad son todos un único parque, con continuidad, en el medio de los cuales hay algunos edificios, como un museo y la sede de la OMC (Organización Mundial del Comercio). Por otra parte, del lado derecho (en realidad ribera izquierda del lago ya que las riberas e definen en función del cauce del río Ródano), la ciudad acaba con una zona de playas y los parques de Eaux-Vives y La Grange (de nuevo parques unidos, con continuidad). En todos esos parques que recorrimos, a derecha e izquierda, nos encantó descubrir la variedad de árboles de gran porte y la mezcla de colores otoñales, entre ocres, rojizos y amarillos. Una belleza todo, y apunta que en esta ciudad hay verdaderamente 4 estaciones, cada una con sus luz peculiar y sus propias tonalidades vegetales.




sábado, 26 de noviembre de 2022

La oficina de Ginebra

Llevaba muchos años sin trabajar con un puesto fijo en una oficina. La última fue en París, hace 4 años y medio. En mi último trabajo, o viajaba o trabajaba desde casa. Ahora, en Ginebra, trabajo en una especie de "pequeño campus", situado a 15 minutos en autobús de la ciudad. Es un recinto que alberga dos edificios principales, bien conectados e integrados, que constan de 3 plantas descendentes, aprovechando la inclinación del terreno, en una ladera que baja hacia el lago. Algo más alejados,  se encuentran varias "villas" o casas tipo chalet que se utilizan también como oficinas. 

Sólo llevo 2 semanas trabajando en el nuevo entorno y aún me quedo extasiado con las vistas al lago y a las montañas de enfrente. Me encanta salir a los jardines para hablar por teléfono y dar un pequeño paseo. Hay algunos árboles de gran porte que todavía conservan los colores otoñales y me resulta todo muy bello y relajante. También hay arte contemporáneo diseminado por aquí y por allá. 

El interior de la oficina está en proceso de renovación. Ya queda poco para que finalicen las obras. Es todo muy funcional y moderno, como de empresa tecnológica, con espacios compartidos y sin asignación permanente de puesto de trabajo. Hay también un pequeño bistrot que sirve desayuno gratuito y un restaurante más grande con comida subsidiada de gran calidad. 

Estoy muy contento con el entorno de trabajo, con mi equipo y con la gente de la organización que voy conociendo hasta el momento. Todo eso me ayuda a superar la pereza inicial que me daba el comenzar a trabajar y el traslado a Ginebra. 




miércoles, 23 de noviembre de 2022

Arranque de etapa en Ginebra

Llevo ya unos cuantos arranques de etapa profesional (y, por lo tanto, vital) en estos últimos años, tantos que me canso yo mismo de pensarlos: el primero de París (2010), el de Londres (2012), la vuelta a París (2014) y el arranque en Praga y Frankfurt (2018). Con cada nuevo arranque ha venido también una despedida de la etapa anterior. Mi sobrino (entrópico) dice que no conoce a nadie que gestione tan bien el cambio, pero lo cierto es que último cambio profesional me ha costado bastante. 

Comencé mi nuevo trabajo en Ginebra el 15 de noviembre, el martes pasado, hace apenas una semana. Me daba mucha pereza, y también algo de tristeza, despedirme de mi vida en Madrid y alejarme de mi familia en Vigo, ahora que se acumulan los problemas de salud. He gestionado mi resistencia al cambio comprando billetes de Iberia como un poseso, para garantizar que puedo seguir yendo a Vigo al menos una vez al mes y a Madrid, con más frecuencia. Como resultado, tengo un calendario de viajes bien completito de aquí hasta abril de 2023.

Los primeros días en Ginebra han sido mejor de lo esperado. Supongo que mis expectativas eran muy bajas y me sorprendió gratamente que la temperatura fue bastante suave la semana pasada (esta ya ha bajado significativamente y ya hay nieve en los alrededores). Es todo muy bucólico: el lago, las montañas, los barquitos, los edificios con aire parisino... Hay una mezcla de aire provinciano y cosmopolitismo, que se nota en la población muy internacional, y en el estilo de tiendas. 

David estuvo por aquí la semana pasada un par de días y juntos abrimos una cuenta bancaria e hicimos la primera salida para ver pisos, acompañados de la agencia que nos ayuda con todo el proceso de búsqueda. Los precios son desorbitados, particularmente de los pisos amueblados, así que centraremos la búsqueda en los vacíos a partir de ahora.  

La ciudad es pequeña pero más grande, y algo más vital, de lo que habíamos experimentado  hace años en una primera visita. Hay también más museos de los que pensábamos. En uno de ellos tenían hasta la semana pasada una instalación muy bien hecha de video mapping, ante la que se congregaba numeroso público cada tarde. Supongo que era uno de los grandes eventos de la temporada.




lunes, 14 de noviembre de 2022

Quincena de hospitales y despedidas

Ha sido una quincena extraña, marcada por hospitales. Desde la vuelta de las vacaciones en Tenerife y El Hierro, he estado en Vigo dos veces, una al principio de la quincena y otra al final, acompañado por Juan. En la primera de las visitas llevé a mi madre a urgencias y en la segunda a mi padre a hacerse dos TAC, que le generaron ataque de ansiedad. No fueron momentos agradables, pero al menos tuve la satisfacción de acompañarlos en momentos de gran fragilidad para ambos.

A pesar de la complejidad de la situación en Vigo, peor lo ha tenido David en Zaragoza, dónde se pasó 10 días acompañando a su madre y despidiendo a su padre, ingresado en el hospital del Parque Grande. Yo me acerqué a ver a toda la familia un par de días. 

Los hospitales han consumido esta primera quincena de noviembre y con ella la recta final antes de mi arranque laboral en Ginebra. La única actividad extra-hospitalaria reseñable, fue Luzia, el último espectáculo del Cirque du Soleil, que tanto nos había gustado en Londres. Fue un pequeño destello de belleza, en medio de muchas tristezas y preocupaciones.