viernes, 28 de diciembre de 2018

Balance final de Marrakech

Marrakech me ha dejado un buen poso final, y no sólo por ese aeropuerto, una auténtica modernez  que imita elementos tradicionales árabes. La ciudad, sin llegar a entusiasmarme, ofrece numerosos elementos positivos. Para empezar un clima estupendo en invierno: estos días de Navidad han estado en torno a unos deliciosos 25º, suficientes para poder darme un baño diario en el hotel. Los veranos, en cambio, deben ser algo infernales, a unos 40º. Por otro lado, la ciudad ofrece un patrimonio monumental considerable, empezando por esas murallas kilométricas que rodean la medina, y continuando por las mezquitas, palacios y mausoleos que ya he mencionado en las entradas anteriores. Por último, tiene una vida trepidante, muy intensa, que te mantiene alerta constantemente, con motos por todas partes, carros con burros, comerciantes en cada esquina...

En cualquier caso, no he caído "embrujado" de Marrakech, como todos esos occidentales a los que les ha dado el punto, se han trasladado y han montado su propio hotelito, uno de esos "riad", que son antiguas casas rehabilitadas en las callejuelas de la medina. Tampoco es una ciudad que pueda repetir con jap, ya que dejó muy claro que Marruecos le desborda y no quiere volver (era su tercera visita). A dBt tampoco parece entusiasmarle el país pero tenemos unos amigos franceses con casa en Tánger y es probable que caiga alguna visita en el futuro. 






jueves, 27 de diciembre de 2018

Tumbas y Palacios

Recorriendo las calles de Marrakech es imposible no pensar en los grandes monumentos de Al-Andalus, como la Alhambra, la Giralda o los Alcazares de Sevilla.  Y es que claro, la ciudad fue la capital de los almorávides, y los almohades, las mismas tribus bereber que conquistaron la península. 

Al sur de la ciudad se encuentra un barrio amurallado, Kasbah, francamente bonito. Domina la arquitectura en tonos ocre-rojizos, con grandes bastiones y murallas y con el telón de fondo del Atlas. Todo muy monumental. En la zona hay dos grandes puntos de interés. Por un lado, las Tumbas Saadies, un par de cámaras funerarias muy trabajadas a nivel artístico, con todos esos motivos geométricos que me gustan tanto, y un cementerio al aire libre. Muy cerca se encuentra el Palacio El Badi, un mega-complejo hoy en ruinas pero que fue el mayor palacio del mundo musulmán, con más de 300 habitaciones y un enorme patio con varios estanques. Tanto las tumbas como el palacio son de la misma época, siglo XVI, y pertenecían al mismo sultán. Esplendor artístico para la vida y para la muerte. 





miércoles, 26 de diciembre de 2018

El legado YSL en Marrakech

Pasamos un día de Navidad precioso y peculiar. Empezamos el día pagando una "fortuna" (considerando el estándar local) para que un taxi nos acercara al Jardin Majorelle. No teníamos todavía ninguna referencia de tarifas y un trayecto que no debería costar más de 4 euros acabó costando 14.

El jardín es una pequeña joyita en el norte de la ciudad. Fue diseñado en los años 20 del siglo pasado por el artista francés Jacques Majorelle que "inventó" el azul añil con el que pintó su casa-taller y otros detalles del jardín botánico que creó alrededor. En los 60 quedó abandonado y en los 80 Yves Saint-Laurent y su pareja, Pierre Bergé, lo compran y rehabilitan. Hoy está impecable, super resplandeciente y cuidado y constituye una de las atracciones más agradables de Marrakech.

Pegado al Jardín Majorelle, se encuentra el Museo de Yves Saint-Laurent, que lleva abierto poco más de un año. Me encantó el edificio con un enorme cilindro de entrada. Tiene un gran auditorio dónde proyectan un video sobre la carrera del modisto, y un gran pabellón, muy bien montado, con muchos de sus diseños. El café tiene una comida (marroquí) francamente excelente, así que entre la visita y esos platos deliciosos tuvimos un día de Navidad inolvidable. Completando el acierto de día, el museo tiene ahora mismo una exposición temporal muy potente de retratos realizados por Leila Alaoui, una fotógrafa fallecida hace un par de años en un atentado mientras trabajaba para Amnistia Internacional.







martes, 25 de diciembre de 2018

Navidad en Marrakech

Leo en el blog que la Navidad del año pasado estuvo marcada por la oferta para el cambio de trabajo. Qué lejos queda aquello. Ahora el foco es el piso recién comprado en Madrid y el añito de obras que nos espera. Tras la firma, dBt se volvió a París porque trabajaba esta semana y yo me vine unos días a Marrakech con jap

Es algo extraño pasar la Navidad en Marruecos porque estos son días absolutamente normales. Esta es mi primera visita al país y creo que me gusta pero no me apasiona. Es definitivamente otro mundo, más tradicional, más artesanal, más sucio y también más agobiante por la sobredosis de estímulos ambientales. Creo que me atrae y me repele a partes iguales. Me gustan los colores y la arquitectura pero es todo demasiado intenso, al menos en la "Medina", el recinto amurallado que alberga el enorme centro histórico de la ciudad.

El día de Nochebuena lo dedicamos a recorrer buena parte de la medina, para familiarizarnos con la ciudad. Tras atravesar las murallas, nos acercamos a la mezquita de la Kutubia (con minarete gemelo de la Giralda), seguimos hasta la plaza principal de Yamaa el Fna, con sus encantadores de serpientes y monos, nos perdimos en los zocos con sus olores y colores y acabamos tropezando con el Museo de Marrakech con su patio y exposición de pintura naif. Después del museo todavía nos costó lo suyo salir del laberinto de callejuelas. Yo disfruté el circuito pero jap se puso bastante nervioso porque todo le genera inseguridad y percibe potenciales engaños o robos en cualquier parte. No consigue relajarse y eso le impide disfrutar de la experiencia sensorial extrema que representa la medina.






domingo, 23 de diciembre de 2018

Calle Reyes

Después de los días de Londres, pasé una noche por París, lo suficiente para ver el concierto de Christine and the Queens, que me gustó sólo regular quizás porque estaba cansado de tanto viaje. La noche parisina fue apenas una escala para hacer cambio de maletas y trasladarme a Madrid para la compra del piso.

Después de décadas de resistencia a hacerme propietario, el viernes pre-navideño tuvimos la firma de la hipoteca, y el intercambio de cheques y llaves (un montón de juegos porque el piso había estado alquilado por habitaciones). Durante la firma, aprovechamos para indagar en la historia del edificio y el apartamento. Nos cayó muy bien la mujer del propietario, que nos descubrió algunas curiosidades. Quedamos en enseñárselo cuando lo tengamos reformado, que no sabemos cuándo será porque  quedan por delante muchos meses de proyecto, obras y quebraderos de cabeza. En cualquier caso,  estamos super contentos porque el piso nos encanta y le vemos un montón de posibilidades. También lo vemos muy bien situado y nos va a permitir explorar bien barrios como Malasaña o Conde Duque que conocemos muy poco. Nuevas geografías para una nueva vida.

Alrededor de la firma del piso, tuvimos varias cenas y comidas navideñas con amigos: con Charo, antes de irse (definitivamente) a Málaga; con Javier y Carlos, que también buscan piso en Málaga; con Carlos G que se acaba de mover a Zug desde Baden; y con M de Lux y G, que se han movido hace unos meses de Bruselas a Luxemburgo.  Fueron encuentros muy agradables que muestran que es periodo generalizado de mudanzas.




martes, 18 de diciembre de 2018

Té y Thriller en Londres

La ocupación de los hoteles en París ha bajado dramáticamente con los episodios de los "chalecos amarillos" así que a dBt no paran ahora de darle días de vacaciones. Hemos aprovechado mis últimas reuniones del año en Londres para que él se viniera también unos días. Nos quedamos en el hotel habitual, que ahora ha cambiado de nombre y estaba decorado en plan navideño. Nos sentimos muy cómodos allí porque dBt tiene ex-compis de trabajo y siempre nos tratan muy bien. 

Lo mejor de esta visita a Londres fue hacer un afternoon tea en el Mandarin, en el que también trabajan amigos de dBt. El hotel tuvo un incendio muy sonado hace unos meses y tuvieron que cerrarlo completamente. Ahora han reabierto pero todavía sin habitaciones, sólo los restaurantes y bares. Nos vimos allí con Antonio y lo pasamos francamente bien. Fue un reencuentro muy emocionante y agradable.

Además de tomar té entre amigas, en este viaje a Londres visitamos la Opera Gallery que tenía esculturas hiper-realistas de policías. También vimos el musical Thriller, alrededor de la música de Michael Jackson. Nos gustó más bien poquito, es una obra sin guión, con buenos bailarines y cantantes pero es preferible un concierto en vídeo del cantante; mejor siempre el original que la copia.