viernes, 22 de febrero de 2019

Reencuentro en Berlín

Yo tuve un medio novio alemán. Fue hace muchos años, en el verano de la transición, entre jap y dBt. Aquel año, ante la ausencia de vacaciones compartidas, decidí hacer un curso intensivo de alemán, un idioma que me encanta y que ha sido una constante asignatura pendiente en mi vida. En una de aquellas noches berlinesas, en un bar, conocí a Jürgen. Era originario de Alemania del Este y había vivido con emoción la caída del Muro. Nos vimos varios días y tras el verano, en octubre, se vino unos días a Madrid y a Granada para participar en la boda (gay) de uno de mis amigos de infancia. Para aquel entonces, yo ya había conocido a dBt pero todavía no se sabía muy bien si aquello iba a prosperar.  

Un par de meses más tarde, en diciembre, fui yo el que viajé de vuelta a Berlín. Básicamente tenía el billete de avión comprado desde hacía meses y no era cuestión de perderlo. Cuando llegué a su casa, descubrí mi foto en el salón. Quedaba claro que él parecía emocionado con lo nuestro y yo para entonces ya estaba realmente emocionado con lo de dBt. Conclusión: no nos volvimos a ver en estos 14 años. Hasta esta semana. 

Alrededor de un viaje de trabajo de un par de días le contacté, ya camino del aeropuerto. En todos estos años nos habíamos enviado algún email esporádico, tipo felicitación de Navidades y poco más. En esta ocasión, nos cruzamos emails con rapidez y acabamos cuadrando un encuentro en su casa, a escasos 5 minutos de mi hotel. Fue un reencuentro agradable y extraño a partes iguales. Habló mucho, de su nuevo piso, al que se trasladó hace unos meses, de su trabajo en el Ministerio del Interior, y de su novio, mucho más joven que él. También habló de su eterna pasión por Namibia, un país que ha visitado con mucha frecuencia y al que está muy vinculado a través de asociaciones culturales y artísticas. Yo escuché todo con interés pero comprobé como sus centros de interés y los míos no tenían nada que ver. Eran 14 años de divergencias: su vida muy estable de un lado y la mía muy dinámica, incluso caótica, del otro. Volví al hotel con cierta nostalgia por el paso del tiempo. En el Canal 24 horas de TVE hablaban de las próximas elecciones y el juicio al procès. Y de esa manera tan anodina dieron las 12 de la noche y yo cumplí 50 años. 


martes, 19 de febrero de 2019

Bill Viola en Cuenca

Hemos empezado los encuentros con arquitectos en Madrid para el proyecto de reforma del piso en Reyes. Nos hace ilusión y nos pone nerviosos a partes iguales. Van a darnos presupuestos y esperamos poder resolver lo del arquitecto durante este mes de febrero. 

Aprovechando que estábamos cerca, el domingo nos fuimos de excursión con jap a Cuenca para ver "Vía Mística", la exposición de Bill Viola (sí, el mismo videoartista americano que acabamos de ver en Londres). Hicimos noche previa en Tarancón, un auténtico pueblo fantasma de Castilla La Mancha. Cuando llegamos a Cuenca a las 9 de la mañana aquello también nos pareció una ciudad abandonada, pero afortunadamente la vida apareció en las calles a partir de las 10. 

Recorrimos la ciudad siguiendo las distintas sedes de la exposición de Bill Viola: 3 iglesias, preparadas para la ocasión en oscuridad absoluta, y el Museo de Arte Abstracto (en las Casas Colgantes). Nos encantó todo, aunque algunas de las obras ya las habíamos visto en Londres. Como todos llevábamos muchos años sin ir a Cuenca, nos gustó además reencontrarnos con esa geografía tan peculiar. Y el interior de la catedral nos pareció una maravilla. 






viernes, 15 de febrero de 2019

Atardecer en Frankfurt

Tercera vez que viajo a Frankfurt en mi vida. Entre las dos primeras pasaron 20 años pero entre la segunda y esta tercera apenas ha pasado un año, señal de que mi nueva geografía profesional tiene un componente alemán. Fue un viaje breve, tan sólo una noche, pero me dio tiempo a salir a correr al atardecer por los alrededores del río, que están super bien cuidados y muestran una buena mezcla de arquitecturas. 


miércoles, 13 de febrero de 2019

Bill Viola en Londres

Tengo que ir a Londres cada mes, a veces más de una vez. Y cuando eso ocurre a principios de semana, dBt me acompaña porque sus días libres son siempre los domingos y lunes. Así, se da una vuelta por Londres, que le encanta, y descansa de París, que le intoxica. 

Este domingo pasado aprovechamos para ir a la Royal Academy (RA) y ver la exposición de Bill Viola, un videoartista americano que ahora nos encontramos hasta en la sopa. Y eso que hace tan sólo unas semanas apenas nos sonaba el nombre, cuando vimos una obra suya que nos encantó en el MoCA de Shanghai. En la RA le han montado una exposición muy curiosa comparando sus obras con grabados de Michelangelo, alrededor de temáticas místicas como la ascensión, la resurrección y en general todo el ciclo de la vida y la muerte. Bastante interesante. 

Completamos el domingo de exposiciones con una visita a nuestras galerías preferidas de New Bond Street que siempre tienen algo que nos interesa. En esta ocasión, en la Halcyon exponían obras que no conocíamos de Warhol, como los camiones de colorines de abajo, y obras en vidrio espectaculares de Chihuly. Por su parte, en la Bartoux, tenían un "remake" de obras icónicas de artistas chinos que nos encantó, aunque no nos atrevimos a preguntar por el precio. 

Rematando la escapada londinense, el lunes celebramos San Valentín por anticipado, ya que el 14 no íbamos a estar juntos. Cenamos en el Hotel Edition, en el que trabajó dBt y que yo no conocía por dentro. Los espacios de recepción y restauración (las dos últimas fotos) son francamente espectaculares. Muy repetible. 





lunes, 4 de febrero de 2019

Domingo en las Rías Baixas

Desde el 90 cumpleaños no había vuelto a Vigo. No resulta fácil coordinar tantos viajes. Al menos, lo bueno es que puedo trabajar desde cualquier sitio y así esta vez he podido hacer una escapada de domingo y lunes-martes. 

El domingo mi padre se fue a la Fiesta de San Blas con su pandi del sindicato. Yo no estuve nunca pero por lo visto es "la gran fiesta" de Vigo, en plan vino y "cantatas" sin freno. No sé como mi padre tiene todavía cuerpo para tanto desfase pero él se lo pasa pipa cantando. El caso es que la fiesta nos ofreció a mi madre y a mi la oportunidad de montarnos un planazo los dos solos y lo aprovechamos para escaparnos a Pontevedra, una ciudad en la que hacía años que no estábamos ninguno de los dos. El día estuvo frío pero super soleado, ideal para pasear por ese casco viejo tan bien cuidado y tan monumental. Cada plaza y soportal es más bonito que el anterior. Comimos en el Parador porque yo quería echarle un ojo por si en algún momento repetimos algún fiestorro como el de Santo Estevo

Tantas horas de intimidad con mi madre sirvieron para hacer un repaso completo a todos los miembros de la familia, y sobre todo a mi padre, que cada vez anda más obsesivo, con sus pastillas, sus horarios y manías varias. Ya de vuelta en Vigo, recogimos a mi madrina, nos dimos un paseo por la zona del Vao y continuamos la charleta a 3 bandas. 





viernes, 1 de febrero de 2019

Paris cotidiano


Aunque en los últimos 4 meses he viajado todas las semanas (todas!), al menos alguno de los días laborables, los lunes o los viernes, suelo pasarlos en París y trabajar desde casa. Habitualmente son días bastante rutinarios, de teleconferencias desde casa, una visita al gym y cena con dBt. Pero alguna vez, si el tiempo invita, nos da tiempo a hacer algún paseo por París. Y entonces volvemos a descubrir lo bonita y llena de sorpresas que está la ciudad, y esos atardeceres mágicos en el Sena.

En nuestro último paso descubrimos una nueva galería de arte contemporáneo que nos encantó. Por lo visto, la abrieron hace 3 meses, y tiene a artistas que nos encantan: Murakami,  Julian Opie (los corredores de abajo) y Yue Minzun, el artista chino de las sonrisas, del que cada vez estamos más cerca de comprar algo.