miércoles, 29 de diciembre de 2021

Navidad 2021

Esta Navidad prometía ser muy distinta de la anterior y al final ha terminado por ser muy parecida. Teníamos previsto irnos unos días al Algarve, pero primero el mal tiempo, con previsión de lluvias en torno a la Nochebuena, y después las nuevas restricciones COVID, con exigencia en Portugal de presentar test negativo en los hoteles y restaurantes, dieron al traste con todos los planes. Así las cosas, pasamos los días de fiesta en casa con Juan, en plan burbuja familiar. 

Estos días hemos visto varias películas en casa. La que más nos impactó fue el El poder del perro, un western que sin duda se llevará algún Oscar. También nos gustó mucho Las leyes de la frontera, que recrea super bien el ambiente de los 70, y algo menos Vida y Muerte de John F. Donovan, pero bastante decente. 

Hemos intentado acercarnos a algún museo, pero no hemos tenido suerte. El Cerralbo tiene un horario restringido, sólo hasta las 3 (y David hace un curso de Hostelería por las mañanas hasta las 2). También intentamos el Reina Sofía, y su nueva colección, pero la cola era bastante impresionante y nos hizo desistir. Sin embargo, gracias a eso, fuimos a merendar al cercano Hard Rock Hotel, que nos gustó mucho. Lleva unos pocos meses abierto. Tiene una decoración guitarrera y popera muy lograda, incluyendo un precioso mural de los Pegamoides. 



lunes, 20 de diciembre de 2021

Rigoberta Bandini por Navidad

Hay artistas que ganan en directo y Rigoberta Bandini es una de ellas. Lo comprobamos hace pocos meses en el concierto del Conde Duque y este domingo lo volví a comprobar en la Riviera. Fui solo y pertrechado con mi FP2 ya que estamos en pleno subidón COVID de nuevo. David estaba en Zaragoza y desde allí insistió en comprarme una entrada de reventa de última hora. Fue un acierto absoluto porque el concierto estuvo genial. 

En poco más de una hora, los Bandini repasaron todas sus canciones, con una energía y alegría contagiosas. Además incluyeron dos versiones de villancicos clásicos: el de los peces en el río y el Tamborilero de Raphael. Esta última canción la repitieron cómo bis al final y no es para menos porque es un super hit. Suena francamente bien y es bastante adictiva (último vídeo abajo). 



domingo, 19 de diciembre de 2021

Arte Digital italiano en Conde Duque

Este fin de semana han organizado unas  noches de video mapping en el patio interior de Conde Duque. En colaboración con la Embajada Italiana y el Instituto Italiano de Cultura, exhiben en bucle 9 obras de artistas digitales italianos. En total son casi 20 minutos de proyecciones, y vuelta a empezar. 

Yo me acerqué a ver las obras el viernes, a la hora de la inauguración, al anochecer, así que pude escuchar a los representantes italianos, embajador incluido, presentar el proyecto. Los montajes sobre la fachada están muy bien y giran alrededor del lema "Do Humans need Humans?": deformaciones y fragmentaciones del edificio, robots, naturaleza, todo mezclado en una explosión de luz y de color. 

Habíamos visto muchos ejemplos de video mapping en Francia, en sitios como Lyon, Chartres o Notre Dame, y me alegro de ver que la técnica y las posibilidades de creación artística que supone siguen evolucionando y expandiéndose. 



viernes, 17 de diciembre de 2021

Estreno de La Bohème

El domingo pasado fuimos al estreno de La Bohème en el Teatro Real. El recorrido desde casa nos lleva ahora atravesando la re-inaugurada Plaza de España y las nuevas pasarelas peatonales que suben hacia el Palacio Real. Una maravilla de recorrido sino fuera porque ahora mismo están bastante saturadas de gente, ya sea por efecto Navidad o efecto novedad. 

Gracias al positivo por Covid de una amiga de Alberto, teníamos sus asientos de abonada, en la quinta planta pero con muy buena visibilidad. Pudimos apreciar bien la producción y los cambios de escenario que se producen en medio de la representación. La verdad es que ni me gustó la historia ni me gustó la música, salvo unos pocos fragmentos. Todo demasiado triste y con un lenguaje pomposo y artificial, una vez más. 

2021 ha sido el año de la confirmación definitiva de que no me gusta la Opera como género. Puedo disfrutar de piezas sueltas, como en la presentación de la programación del Real, o incluso de óperas en versión concierto, como Orlando Furioso. Sin embargo, las óperas completas me aburren bastante. Este año vimos Don Giovanni, La Cenerentola y ahora La Bohème, y en todos los casos me he quedado bastante frío. Me quedo mil veces antes con un buen musical, como Kinky Boots. En cualquier caso, lo que si es muy disfrutable de la experiencia Teatro Real, son los intermedios con vino y aperitivo con Alberto, y sus capas, sombreros y abanicos, y también las cenas posteriores en la Taberna del Alabardero, dónde le conocen los camareros y le hacen una fiesta cada vez que aparece por allí. 


sábado, 11 de diciembre de 2021

Kinky Boots en Madrid

Esta semana hemos visto el musical Kinky Boots en el nuevo espacio Ibercaja Delicias. Son un conjunto de carpas al lado del Museo del Ferrocarril en el que se distribuyen distintos espectáculos y una zona de restauración. Está todo muy bien montado. Ahora mismo, además de Kinky Boots, hay una exposición 3D de cuadros de Van Gogh y el espectáculo The Hole X. 

Habíamos visto Kinky Boots en Londres hace 4 años y nos había encantado. Fuimos a la versión española con algo de temor, porque a veces las producciones o los artistas no son tan buenos. Quizás por esos prejuicios previos, nos quedamos muy gratamente sorprendidos. Es una versión de primerísimo nivel. Indudablemente la base es muy buena, la historia y la música de Cindy Lauper, pero es que el montaje y las cualidades vocales de los artistas son inmejorables. He leído un par de críticas muy buenas: en esta dan las 6 razones para ir, y en esta otra le auguran éxito más allá de una temporada. Sin duda, se merecen que les vaya muy bien. Nosotros seguro que repetimos. 



jueves, 9 de diciembre de 2021

San Antonio de los Alemanes

La tenemos cerca de casa, en el barrio de Malasaña. Es una iglesia barroca pequeña pero que encierra unos frescos monumentales. Se fundó a principios del siglo XVII como parte de un Hospital para Portugueses, cuando Portugal era parte del reino hispánico bajo Felipe III, y se llamó San Antonio de los Portugueses. Unas décadas más tardes, cuando Portugal recuperó la independencia, la rebautizaron como San Antonio de los Alemanes, y con ese nombre se ha quedado, pero conservando la advocación al santo portugués San Antonio de Padua. Y es que todo el templo es una gran sobredosis de San Antonios, que están literalmente por todas partes, paredes, techos, y esculturas. 

Habíamos visitado la iglesia hace ya algunos meses, pero volvimos hace unos días, durante la visita familiar de mis padres y madrina. Coincidimos dentro con un grupo guiado así que nos vino muy bien para enterarnos del programa pictórico. La cúpula, del pintor Juan Carreño de Miranda, representa la "Apoteosis de San Antonio", es decir, su ascensión al Cielo rodeado de ángeles. Los frescos continúan después recubriendo enteramente los muros. Son todos de Luca Giordano y están estructurados en 4 niveles (en la última foto abajo se aprecia bien esa estructura). En el más alto, pegado a la cúpula, unos ángeles despliegan las pinturas que cubren el resto del muro, como si desenrollarán  unos tapices. Siguen después distintos milagros de San Antonio, por debajo distintas virtudes (la Esperanza, la Verdad...) y finalmente, en el nivel más bajo, reyes de distintos países europeos. 

Es una iglesia excepcional, con una cantidad y calidad de pinturas sin paralelo en ninguna otra iglesia de la ciudad (y probablemente del país). Cuesta fijar la atención, pero lo mejor es relajarse e ir recorriendo, poco a poco, todos esos San Antonios y el resto de figuras que los acompañan. 



martes, 7 de diciembre de 2021

Re-encuentros en la Tercera Edad

Los abuelos han venido y se han ido. Todo llega y todo pasa. Han sido 4 días algo intensos, no tanto por las actividades, ya que no están ellos para muchos trotes, sino por las dependencias y las quejas. Que si la leche para las pastillas está muy caliente, que si la almohada es muy blanda, que si el plan está muy duro, que si la tele es muy grande...  Aunque ha habido momentos algo irritantes, lo cierto es que todo ha salido francamente bien. 

Visitamos el Palacio de Liria, solicitando, para mi padre, una de las sillas de ruedas que tienen disponibles, ya que de lo contrario no aguantaría tanto tiempo de pie. Paseamos por la recién inaugurada Plaza de España y subimos desde allí hasta el Palacio Real y la Almudena. Visitamos la Iglesia de los Alemanes (a la que dedicaré una entrada en el blog). También tomamos el metro hasta en 3 ocasiones diferentes, una de ellas para ver la iluminación navideña de Madrid. En fin, que para sus edades y sus cansancios, se dieron un buen tute. 

Los momentos álgidos de la visita fueron, sin embargo, los eventos sociales y culinarios. Cenamos en casa de Juan una noche. Comimos en Fuente el Saz con mi hermano mayor y cuñada, coincidiendo además, por casualidad, con el 67 cumpleaños de ella. Y sobre todo, los hicimos coincidir en una comida con la madre de David, quién tuvo la brillante idea de cruzar la visita de mis padres y madrina, en su último día, con la llegada de su madre y sobrino desde Zaragoza. Unos que se iban y otros que llegaban. De esa manera, tuvimos una re-edición de los encuentros de la Tercera Edad, con una comida en nuestra casa en la que los abuelos se contaron aventuras sin parar. 

Ha sido toda una proeza que mis padres se animaran a venir a Madrid. Hace 4 años, en el viaje anterior, pronosticaba que ya no volverían y aquí se han plantado, incombustibles al desaliento, y guiados por el imperioso deseo de conocer nuestra casa. Qué maravilla.