jueves, 9 de diciembre de 2021

San Antonio de los Alemanes

La tenemos cerca de casa, en el barrio de Malasaña. Es una iglesia barroca pequeña pero que encierra unos frescos monumentales. Se fundó a principios del siglo XVII como parte de un Hospital para Portugueses, cuando Portugal era parte del reino hispánico bajo Felipe III, y se llamó San Antonio de los Portugueses. Unas décadas más tardes, cuando Portugal recuperó la independencia, la rebautizaron como San Antonio de los Alemanes, y con ese nombre se ha quedado, pero conservando la advocación al santo portugués San Antonio de Padua. Y es que todo el templo es una gran sobredosis de San Antonios, que están literalmente por todas partes, paredes, techos, y esculturas. 

Habíamos visitado la iglesia hace ya algunos meses, pero volvimos hace unos días, durante la visita familiar de mis padres y madrina. Coincidimos dentro con un grupo guiado así que nos vino muy bien para enterarnos del programa pictórico. La cúpula, del pintor Juan Carreño de Miranda, representa la "Apoteosis de San Antonio", es decir, su ascensión al Cielo rodeado de ángeles. Los frescos continúan después recubriendo enteramente los muros. Son todos de Luca Giordano y están estructurados en 4 niveles (en la última foto abajo se aprecia bien esa estructura). En el más alto, pegado a la cúpula, unos ángeles despliegan las pinturas que cubren el resto del muro, como si desenrollarán  unos tapices. Siguen después distintos milagros de San Antonio, por debajo distintas virtudes (la Esperanza, la Verdad...) y finalmente, en el nivel más bajo, reyes de distintos países europeos. 

Es una iglesia excepcional, con una cantidad y calidad de pinturas sin paralelo en ninguna otra iglesia de la ciudad (y probablemente del país). Cuesta fijar la atención, pero lo mejor es relajarse e ir recorriendo, poco a poco, todos esos San Antonios y el resto de figuras que los acompañan.