lunes, 30 de septiembre de 2019

Cabaret Mylène Farmer

El sábado estuvimos de cabaret en el barrio de Pigalle, una zona golfa y muy animada de París, a los pies de la colina de Montmartre. El local se llama Divan du Monde - Madame Arthur y es la combinación hace unos pocos años de dos locales míticos de la noche parisina. El Divan lleva funcionando como cabaret y teatro desde el siglo XIX, y el Madame Arthur desde los años 50 del siglo XX, cuando abrió como el primer cabaret drag-travesti de la ciudad. 

Tuvimos una experiencia memorable. Escogimos la opción cena que sale algo cara por aquello de garantizarnos plaza sentados. Son mesas altas de taburete por lo que no resultan cómodas. La comida está bien pero escasa. El espectáculo, en cambio, fue francamente bueno. Una hora de actuaciones bien producidas imitando un concierto de Mylène Farmer, con 5-6 actores diferentes y buenas voces. Como ocurrió con el concierto real de la cantante hace unos meses, el público estaba entregadísimo y se sabía todas las canciones. Nos encanta ver a los franceses tan entregados. 

Después del espectáculo de cabaret, asistimos, en la misma sala, a otro espectáculo surrealista (dos últimas fotos). Es una especie de concurso para adivinar canciones francesas a través de los primeros acordes de la canción. Quien acierta se lleva cupones intercambiables por chupitos o botellas de champán. Fue divertidísimo porque la gente estaba emocionadísima, super participativa, gritona, subiendo espontáneamente a bailar al escenario. Locura total. Nosotros estábamos allí pasmados sin conocer prácticamente ninguna de las canciones pero identificándolas todas a través del "Shazam" en el móvil de dBt.  Debieron sonar casi todas las canciones petardas de la música francesa y eso es una mina de información que no podíamos dejar escapar.





jueves, 26 de septiembre de 2019

Elección de materiales

Ahora que han empezado las obras en el apartamento de Madrid, con la fase de derribos, se nos acumulan las decisiones a tomar. Es todo algo agobiante porque hay que decidirlo todo: dónde va la caldera, que no cabe en la cocina, dónde va el tabique del baño respecto al vestidor, dónde van finalmente en los radiadores, para que estorben menos, cómo van los conmutadores de la luz y los enchufes.... En fin, un montonazo de cosas y bastante estrés. 

Con semejante panorama, esta semana pasamos un par de días en Madrid, además del domingo, para supervisar todo, reunirnos con la arquitecta y la contratista, e incluso arrancar el tema de la cocina y empezar a ver materiales. Hay tantísima variedad de todo, modelos y opciones, que tomar decisiones es una heroicidad. Siempre te queda la duda de si estás acertando o hay alguna opción mejor. Ahora entiendo totalmente todo eso de la "paradoja de la elección" y porque nos bloqueamos y sufrimos en un mundo que ofrece infinitas posibilidades. 

En medio de tantas angustias, comimos el domingo con mi sobrina I, que prepara oposiciones a Psicóloga de Prisiones. Esa misma tarde, aprovechando que yo iba al dentista en el Corte Inglés de Callao, disfrutamos de unas vistas magníficas de Madrid desde el espacio de restauración de la última planta, al que no habíamos vuelto desde 2013. Está algo masificado pero esa vista de la Gran Vía, que parece sacada de un cómic, no tiene precio. Es una preciosidad absoluta. 




sábado, 21 de septiembre de 2019

Leiden - Utrecht - Heerenveen

Esta semana he pasado un par de días de trabajo en Holanda. Este país se ha convertido en mi destino laboral favorito por múltiples razones. El viaje desde París es muy cómodo (sólo 3 horas en tren), trabajo muy a gusto con el equipo local (aunque los holandeses tienen fama de muy directos y difíciles) y el país me rechifla.

Empecé el periplo en Leiden (dos primeras fotos), dormí en Utrecht que, definitivamente es la mejor base para mi, y subí hasta Heerenveen, dónde tenemos la sede del país. Fueron días soleados pero con temperatura otoñal. En medio de un montón de reuniones, arranqué un mini-paseo con café en Leiden, un paseo al atardecer en Utrecht y un precioso amanecer camino del norte del país. Qué más se puede pedir.  





martes, 17 de septiembre de 2019

Picnic en el Sena

Al día siguiente del brunch del Ritz, hicimos picnic en el Sena. De un extremo al otro. 

En París hay mucha cultura de picnic. Es super habitual ver familias o pandas de amigos con su mantelito, sus bebidas y sus viandas en parques y plazas. Con todo, el mejor sitio son las riberas del Sena porque son peatonales, disponen de mesas, bancos y bordillos varios, y las buenas vistas están garantizadas. 

Nosotros no somos nada de picnic porque lo de cargar con las cosas y sentarnos mal no nos emociona. Nuestras experiencias son contadísimas pero esta semana nos lanzamos a la aventura para celebrar los últimos coletazos del verano y la buena temperatura. Nos bajamos con nuestra cestita y nuestros "tuper" y nos instalamos al lado del "Pont des Arts", la pasarela peatonal que une el Institut de France y el Louvre. Desde ahí, disfrutamos de un intenso atardecer rosado y violeta y las primeras luces sobre la ciudad. Memorable. 



lunes, 16 de septiembre de 2019

Brunch en el Ritz

El domingo hicimos uno de esos "brunch estirados" con Ronke, en nuestra particular ruta por los hotelazos de París. Los hacemos muy decalados porque cuestan una fortuna y porque el verdadero lujo viene en dosis muy pequeñas. Después de las experiencias en el CrillonShangri-la o Hyatt Vendôme, ahora hemos probado, por fin, el Ritz. 

El hotel está situada en plena plaza Vendôme, y lo reabrieron hace unos pocos años después de una larga reforma. Es un hotel con solera, de finales del siglo XIX, y eso se nota en la decoración, clásica a más no poder. Tiene su punto de elegancia, sin duda, pero nosotros preferimos los estilos más contemporáneos, o al menos con más mezcla. 

En el vestíbulo del hotel hay un enorme tapiz con un plano maravilloso de París del siglo XVIII; es increíble ver la estructura de la ciudad hace casi 3 siglos. En cuanto al brunch, está muy bien y con muy buen servicio, pero lo mejor es el patio ajardinado, de una tranquilidad absoluta. Tuvimos suerte de escoger el fin de semana perfecto porque todavía es verano en París y el domingo rozamos los 30 grados. 




domingo, 15 de septiembre de 2019

Parque Montsouris y Ciudad Universitaria

Aunque pasan muchos meses entre cada encuentro, nos seguimos viendo con Christine, la hija de Madame Sylverio, que falleció el año pasado. En primavera, nos vimos para cenar en casa y ahora, aprovechando los últimos coletazos del verano y el buen tiempo, fuimos con ella al Parque de Montsouris, en el distrito 14 que es dónde vive ella.

Es un parque del siglo XIX, de estilo inglés, con una pendiente considerable y con un gran lago en la parte inferior. Aunque ya lo conocíamos un poco, Christine nos hizo una "visita guiada" en más detalle, incluyendo la presentación del cisne negro del lago que por lo visto es una institución del barrio. 

Salimos por la parte superior del parque que da directamente a la Ciudad Internacional Universitaria de París, un enorme campus de residencias universitarias, cada una de un país distinto, en el que se alojan más de 5000 estudiantes y profesores extranjeros. Hacía años que no entrábamos en el recinto y es un sitio que merece mucho la pena, con jardines y edificios de muy distintas épocas, algunos protegidos. Es una de esas joyas que pasan desapercibidas en París. 




viernes, 13 de septiembre de 2019

Distrito 5.º de París

dBt lleva unos meses a dieta y ha perdido unos 17 kilos. Ahora ya lleva algún tiempo en fase de mantenimiento y sólo hace algunas sesiones de seguimiento con su dietista-nutricionista, cerca de la Gare d'Austerlitz. Esta semana fui a buscarlo y así pudimos re-descubrir parte del distrito 5.º de París que teníamos algo despistado y que acumula en un pequeño radio muchas cosas interesantes.

Atravesamos el Jardin des Plantes y simplemente pasear por allí una delicia. Es un jardín botánico pegado al Sena que alberga también las distintas Galerías del Museo de Historia Natural. Hace muchos años que no entramos en ese museo y creo que ya toca re-visitarlo. La salida del jardín por la parte de arriba conduce directamente a la Mezquita, dónde nos tomamos uno de esos tés super-azucarados y unos pastelitos árabes más azucarados todavía para "celebrar la dieta". 

A 500 metros de la Mezquita, poco más de 5 minutos andando, y en medio de la zona universitaria, están las Arenas de Lutecia. Son los restos de un anfiteatro romano del siglo I. Creo que sólo habíamos estado una vez, así que fue una agradable sorpresa tropezarse con ellas. La arena y parte de las gradas están bien reconstruidas y crean un pequeño parque con sus árboles en medio de tanto edificio. Estaba todo muy tranquilo, salvo algunos niños jugando, y alguna parejita fumándose un porro. 




martes, 10 de septiembre de 2019

Riu Plaza de España


En este viaje a Madrid hicimos una noche de hotel. Fue una forma de celebrar, con un par de semanas de adelanto, nuestro 14 aniversario. En realidad, dBt quería conocer el recién inaugurado hotel Plaza de España y buscó algún tipo de disculpa.  

Hubo aspectos interesantes y decepcionantes en la experiencia. Por un lado, el diseño interior, con toques art-decó, está muy cuidado, y la habitación era amplia, y con terraza. Por otro, la piscina y el gimnasio son extremadamente pequeños para un hotel de casi 600 habitaciones. No nos gustaron nada. 

Con todo, lo mejor, lo realmente insuperable de ese hotel, es la terraza de la planta 27. Esas vistas lo compensan todo. Hay una panorámica de 360º de Madrid que deja literalmente embobado: la Opera y el Palacio Real, la Casa de Campo y el Templo de Debod, las torres de Azca y la Castellana, y la Gran Vía de día y de noche. Madrid se ve precioso desde ahí arriba. Tienen también uno de esos puentes de cristal, con vista al vacío, no apto para personas con vértigo. Y allí abajo, muy cerca, buscamos nuestro edificio y los balcones de nuestro apartamento, ahora ya con las obras empezadas.