Kinky Boots en el Calderón

Mientras el mundo estaba pendiente del partido entre el Real Madrid y el Liverpool en París disputándose la Champions, nosotros estábamos en el teatro Calderón viendo por tercera vez Kinky Boots, uno de mis musicales preferidos. Me encantó la versión inglesa en Londres y la versión española hace unos meses. Esta tercera ronda ha servido para confirmarme que está fenomenal: la música de Cindy Lauper, muy adictiva, la historia y la puesta en escena. Un espectáculo redondo, sin duda. 

Londres de ida y vuelta

El lunes estuve en Londres. Era la tercera semana consecutiva con viaje a la ciudad y esta vez decidí hacer la ida y vuelta en el día. Nunca lo había hecho desde Madrid (recuerdo haberlo hecho alguna vez desde París, con el Eurostar). Es totalmente factible aunque, claro, acaba siendo un día bastante largo. Juega a favor el hecho de que en la ida ganas la hora de diferencia entre los dos países, así que da tiempo a aterrizar a las 9 o 10 de la mañana. 

Justo antes de despegar de Madrid conocí por David que había muerto Miss.Tic, una artista urbana de la que tenemos alguna obra en casa. En el viaje a París de Semana Santa tropezamos, con emoción, con alguna de sus obras en la calle. 

Mi reunión en Londres fue relativamente bien y pareció empezar a encauzar algunas de las tensiones laborales de las últimas semanas. También mi búsqueda de empleo parece haberse reactivado y vuelvo a tener algún proceso en marcha. Sin embargo, mi padre sigue igual de perdido que hace unas semanas. Continuo, por tanto, sumido en un periodo complicado y con muchas cosas rondándome la cabeza. Desde la debacle de la peor semana, las cosas han mejorado algo, menos la situación de mi padre que ya no tiene pinta que pueda mejorar.

De Victoria a Covent Garden

Esta semana volví a Londres. Aterricé en Gatwick, lo que me llevó a la estación de Victoria, como puerta de entrada a la ciudad. Como tenía algo de tiempo, decidí comer por allí, en un Wagamama que encontré de manera espontánea. Toda esa zona lleva en transformación algunos años. Continúan las obras y las grúas pero algunos de los nuevos edificios, de estilo futurista, ya están terminados, combinados con otros elementos antiguos, como teatros, iglesias y relojes. Está todo muy mezclado, en el más puro estilo londinense. 

Una de las noches en la ciudad, cené en el barrio de Covent Garden. Llevaba mucho tiempo sin ir. Nunca fue una zona que me gustara demasiado; tal vez porque mis recuerdos se asociaban a visitas en invierno. En cambio ahora, en plena primavera, estaba en ebullición, muy animado y transmitiendo un ambiente vacacional. Eché de menos a David, pero ahora que trabaja ya no me puede acompañar. Estamos en una nueva etapa. 

La peor semana

Esta semana ha sido dura, en todos los frentes. Mi padre sigue muy despistado. El cambio de marcapasos le ha sentado fatal, acelerando un deterioro cognitivo que ya era evidente. Por otro lado, yo me he quedado compuesto y sin novio, porque la entrevista de París se quedó en nada. Para rematar las calamidades, he tenido una semana muy dura de trabajo, incluyendo dos días en Londres. Hay renovadas tensiones en la cúpula directiva y muchos nervios. Una semana para olvidar. Pero Podría ser peor, como dice La Casa Azul. Al menos, David está contento (y acelerado) en su primera semana de trabajo y hoy, sábado, tenemos Eurovisión. 

Comida en Pedrezuela

Volamos de Vigo a Madrid el domingo por la mañana. El asiento de ventanilla a la derecha me permitió despedirme de la ría con una visión fugaz antes de que el avión girara a la derecha para encarar la meseta. En la aproximación al aeropuerto de Madrid me sorprendió ver varios vuelos cerca del nuestro.Había visto en otras ocasiones aviones en vuelo y resulta siempre impactante, pero esta vez era todo un trío, con dos bastante cercanos y un tercero a mayor altitud.  

En el aeropuerto nos esperaban Juan y mi hermano mayor y cuñada. Pasamos el domingo juntos con un variado de actividades: visitamos un centro comercial "outlet" en San Sebastián de los Reyes, después visitamos una zona de bodegas en una colina de El Molar y comimos allí cerca, en un restaurante de Pedrezuela. La especialidad de la zona es el cabrito asado y la verdad es que me encantó. No lo había comido nunca y no tiene nada que envidiar al cordero asado. Tras la comida nos acercamos a El Picachuelo para tomar un gin-tonic con vistas al pantano del Atazar, un sitio "mítico" para nosotros por aquellas jornadas de kayak que hacíamos cuando éramos jóvenes. Me dieron muchas ganas de volver.

Silabario Vigo y Eladio Cangas

Esta semana mis padres han cumplido 70 años de casados. Da vértigo pensar que se cansaron en los años 50 del año pasado. No lo han podido celebrar porque el día del aniversario a mi padre le cambiaron el marcapasos. Aunque es una intervención menor que no requiere ingreso hospitalario, le sentó fatal y se ha quedado bastante desorientado. 

David y yo viajamos a Vigo el viernes. Esa noche cenamos en Silabario, un restaurante gastronómico con una estrella Michelin en la Sede del Celta en la calle Príncipe. No sabía que existía pero David siempre está al tanto de todo. Está en la sexta planta, debajo de la cúpula del edificio. El espacio es muy bonito y las vistas a la ría también. Tomamos uno de los menús cerrados que tienen para probar más cosas y nos gustó mucho todo. El servicio fue muy bueno y agradable y la carta de vinos muy ajustada de precio, así que tuvimos una (primera) experiencia redonda. 

El sábado fuimos de excursión a Cangas con mis padres. Fue un acierto total. Primero porque comimos en Casa Eladio, todo un clásico familiar, al que les encantó volver, por la calidad de la comida y por hablar con la dueña. Y segundo, porque a mi padre le vino bien volver a su pueblo natal para centrarse un poco y contarnos sus aventuras. 

Entrevista en París

Esta semana ha sido muy dinámica en el frente "nuevo trabajo". Desde que comencé la búsqueda activa en enero, he participado en 8 procesos de selección. Algunos se quedaron en nada muy al principio y algunos muy al final, o por mi parte o por parte de la empresa. Actualmente sólo me queda uno en marcha, para una empresa francesa, y eso me llevo esta semana a París, con ida y vuelta en el día, para hacer una entrevista. Creo que fue bien, pero ya veremos. 

La entrevista fue en una oficina de WeWork en el Village de Bercy, una zona que no conocía y me gustó mucho. Hay muchos restaurantes y zona de oficinas. También un parque bastante grande y bonito. Me hizo ilusión ir a una oficina de WeWork porque justo recientemente hemos visto la maravillosa miniserie We Crashed de Apple TV que narra la loca historia de la empresa y sus fundadores. 

Aproveché el viaje a París para verme con Ronke, porque no coincidimos durante nuestro reciente viaje de Semana Santa ya que ella estaba con sus padres en el Reino Unido. Ella también busca trabajo pero sin demasiada suerte hasta ahora. 

En cambio, el que sí ha tenido suerte es David. El lunes empieza su nuevo trabajo en un hotel de 5 estrellas de Madrid como gerente del área de restauración. Reportará al director del hotel y tendrá a su cargo un equipo de 17 personas para atender los servicios de room service, restaurante y terraza. Será toda una nueva aventura, y un nuevo estrés, después de no haber trabajado en los dos últimos años y medio, durante todo el período pandémico. 

Nuevas visiones de Barcelona

Tras la celebración del cumpleaños de Oscar el sábado, dedicamos el domingo y lunes a dar largos paseos por Barcelona. 

El domingo por la mañana, acompañé a Juan a visitar la Sagrada Familia. Nosotros habíamos estado recientemente, pero él llevaba años sin ir así que, dados los avances en el edificio, fue como si la descubriera por primera vez. 

Más allá de esa primera (sagrada) visita, Oscar y Jaime nos hicieron de guías oficiales durante los dos días y combinaron tanto sitios conocidos (Montjuïc, Catedral, Santa María del Mar, Paseo de Gracia... ) como algunas otras rarezas y curiosidades. Entre estas últimas las más relevantes fueron dos pequeñas joyas medievales en el barrio del Raval: el Monasterio de Sant Pau del Camp, del siglo IX, y la Biblioteca de Catalunya en el antiguo Hospital de la Santa Cruz, del siglo XV. 

Cumpleaños modernista en Barcelona

Tantos años sin volver a Barcelona y este año ya llevamos dos veces. Después de la parada en Zaragoza para ver a C. Tangana, el sábado seguimos ruta a Barcelona. Allí nos encontramos con Juan y los 3 nos fuimos a la celebración del 50 cumpleaños de Oscar. 

El sitio elegido para la celebración fue la Fonda España, un restaurante del equipo de Martín Berasategui en el Hotel España, al lado del Liceo, en la calle San Pau. Fue todo un acierto de menú degustación con innumerables platos, todos deliciosos, y todo un acierto de espacio, un salón modernista, con motivos florales y heráldicos. En realidad todo el hotel es una joya modernista, diseñado y decorado a principios del siglo XX por Domènech i Montaner, el mismo del Palau y del Hospital Sant Pau. 

Fue una celebración super agradable, más allá del espacio y la comida, por el perfil de los asistentes, unas 15 personas, el núcleo de amigos más cercanos de Oscar. David los conocía a prácticamente todos de su etapa barcelonesa y Juan y yo no conocíamos a ninguno, pero aún así nos lo pasamos muy bien y nos encantó conocer sus historias. La comida se demoró más de 3 horas y después aún pasamos otras 3 en la terraza, entre copas y tertulia.