Lyon, Fiesta de las Luces
Viaje sorpresa y un poco relámpago a Lyon: viernes y sábado, unas 36 hrs muy bien aprovechadas. Me encontré con todo hecho: dBt compró billetes, reservó hotel y me puso un email diciendo que me presentara a las 7:30 de la mañana en la Gare de Lyon, la estación de tren en París desde el que salen los TGV (AVE) hacia la ciudad. El apareció también allí, sin dormir porque la noche del jueves trabajaba en el hotel.
Durante 4 días, entre el 8 y el 11 de Diciembre, Lyon celebra la Fête de Lumières. Todo comenzó hace más de 150 años cuando tuvieron que retrasar la inauguración de una estatua a la Virgen desde el 8 de Septiembre al 8 de Diciembre. Para la ocasión pidieron a los vecinos que iluminaran sus casas y... la cosa acabó evolucionando a lo que es hoy, un mega-evento en el que participan cada año más de 3 millones de personas. Hay que contar con mucha gente por las calles y en el transporte público pero he de decir que no ha sido agobiante en ningún momento; alguna cola en el metro pero poco más. Está todo muy bien organizado. Todo el mundo va con su plano con las distintas instalaciones y espectáculos de luz y sonido, pero además hay carteles informativos por toda la ciudad. Los montajes son mucho más sofisticados que la iluminación especial de los edificios de Chartres durante el verano. El más espectacular de este año era éste de la Plaza del Ayuntamiento.
Más allá de la Fiesta de las Luces, Lyon es una ciudad con muchos puntos de interés. Su ubicación es muy especial, entre dos ríos y dos colinas. Es fácil subirse a algún punto con buenas vistas. Su centro, repartido entre varios barrios históricos, está inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La parte más antigua es el Vieux-Lyon, al pie de una de las colinas. Hay pocos cascos medievales y renacentistas tan bien conservados. A nivel arquitectónico la ciudad tiene de todo, desde teatros romanos con vistas al río, a la reciente Cité Internationale, del arquitecto Renzo Piano, el mismo del Pompidou (tercera foto). Entre las curiosidades de la ciudad, sus numerosos murales o trampantojos, algunos realmente espectaculares, como el Mur des Canuts de la 4ª foto abajo. Visitamos también el Museo de Bellas Artes y la gran sorpresa fue descubrir en su cafetería un mega-cuadro de Dufy, el pintor que descubrimos en Le Havre y del que nos hemos hecho fans.