Foro de Davos 2025
Este ha sido un Davos para recordar. En realidad, todos lo son, porque constituye una experiencia muy intensa, con días de trabajo muy largos y multitud de estímulos intelectuales y emocionales.
2023 fue el primero para mi, tras la muerte de mi padre, y 2024, el de una experiencia más completa, con acceso a mayor tipología de eventos. El de este año 2025 lo recordaré, sin duda, por el discurso infame de Milei y la intervención virtual de Trump. Ambos momentos marcan el giro ideológico y geopolítico radical que estamos viviendo. Tiempos duros, tiempos oscuros. Es el inicio de lo que puede ser una nueva era totalitaria, con claras similitudes a los años 30 del siglo pasado: gobernantes sin límites, dispuestos a estigmatizar a segmentos completos de la población, sin ningún escrúpulo.
Es verdad que fueron dos momentos oscuros en medio de muchos otros momentos luminosos, de empresas y países comprometidos con la transición energética y la emergencia climática, así como con la inclusión y los avances sociales. Es momento de rearmar coaliciones, alianzas y alternativas, pero se vienen retrocesos grandes en múltiples frentes. Por cierto, Pedro Sánchez volvió a estar brillante y en esta ocasión centró su discurso en la necesidad de poner límite a la desinformación en las redes sociales.