Otro día en Heathrow

Definitivamente, le estoy cogiendo tirria al aeropuerto de Heathrow y a hacer conexiones en Londres para volar a Estados Unidos.  Hace 3 meses me pasé un día en el aeropuerto y ahora me he vuelto a pasar otro, esta vez a la vuelta desde Nueva York. Llegué a las 6 de la mañana y, como me cancelaron el vuelo de las 9 a Ginebra, tuve que esperar hasta las 3 de la tarde. Fueron 9 horas de tránsito después de volar de noche y no dormir. Toda una prueba de resistencia que llevé con resignación. 

El percance generó que apenas viera a Geni en su viaje a Ginebra. Apenas tuvimos tiempo para cenar juntos el sábado, y desayunar el domingo, antes de que ella se volviera a Vigo. 

Times Square

En este viaje a Nueva York, me he alojado al lado de Times Square, a 10 minutos andando a la oficina. La verdad es que la zona es un poco circo, demasiadas luces de neón y demasiado bullicio por las tardes: selfies, videos, carritos de comida... . A primera hora de la mañana está todo más tranquilo pero las luces siguen ahí, siempre cambiantes, siempre brillantes. Tampoco entiendo porque no hacen la zona peatonal... 

Semana del Clima en Nueva York

Resulta que yo no lo sabía, pero esta es la Semana del Clima en Nueva York (Climate Week NYC), que se celebra todos los años coincidiendo con la Asamblea General de Naciones Unidas. Vamos, que yo todo ignorante, pensaba que lo importante era el evento de mi organización, cuando ahora me doy cuenta de que no somos más que una gota en el océano de eventos alrededor del Clima y el Desarrollo Sostenible. 

Aprovechando una invitación, esta tarde me fui a una conferencia-diálogo entre Jane Goodall, primatóloga, y Craig Foster, pulpólogo. Los dos h. ablaron de cómo cualquier animal nos permite conectar con la Madre Naturaleza, en una especie de cosmovisión espiritual que, aunque me resulta algo ajena, me creo. Es decir, en este mundo tan loco que vivimos sí me parece que la conexión con la naturaleza, y la observación de los animales, nos sirve para hacer mindfulness,  y ponernos en nuestro sitio. 

Reunión en Bajo Manhattan

Estoy de vuelta en Nueva York. He venido con maleta de mano porque es un viaje de trabajo de 4 días y he conseguido apañarme. Eso sí, me equivoqué al sacar el billete y he venido en clase turista esta vez. 8 horitas de vuelo, que he llevado con dignidad. Será peor la vuelta: aunque el vuelo es más corto, sólo 7 horas, se viaja por la noche y para dormir es mucho mejor la clase business. 

Esta mañana he tenido una reunión de trabajo en el Bajo Manhattan, concretamente en la planta 62 del 3 World Trade Center, dónde está la sede de McKinsey. No estaba por esa zona desde 2018 y me encantó volver. Las vistas desde la oficina son estupendas y me gustó mucho también la escultura del atrio que se llama Earth Poetica, hecha de basura (plásticos, botellas, envases...) para denunciar la polución del planeta. Vistas y escultura fueron lo mejor del día porque, aunque el tema de la reunión prometía (cómo medir la salud y el bienestar en el trabajo), el contenido fue bastante flojo. 

19 aniversario

David y yo nos vemos muy poco últimamente. Desde que empezó a trabajar en Four Seasons, sus días libres suelen ser jueves y viernes. Además, media semana la hace de tardes así que esos días no coincidimos en todo el día. Así las cosas, hemos celebrado que nos conocemos desde hace 19 años. Qué bonito todo y qué rápido. Estrenamos para la ocasión un restaurante italiano, bastante decente y cuidado, Gigi Cucina, al lado de la Micheline. Están los dos al lado de la Comedie de Geneve, encima de la Gare des Eaux-Vives. 

Reunión de equipo

Esta semana he tenido a todo mi equipo en Ginebra, unas 35 personas. Celebramos una reunión de 2 días y medio para revisar planes de trabajo, prioridades y fomentar relaciones y conexiones. Es un momento complicado para todos nosotros, con una mayor visibilidad de todo lo que hacemos y mayores demandas y expectativas. La crisis reputacional , y el malestar de buena parte de la plantilla,  no está superada y eso genera un ambiente algo ansiógeno. 

Han sido también días de conversaciones muy transparentes con mi jefe respecto a lo que estoy dispuesto a transigir o no como parte de mi role de director de recursos humanos. La función ha estado mal posicionada durante décadas y ahora me veo con batallas constantes por asegurar su credibilidad y su espacio, estableciendo ciertos límites. Estoy en un momento de fuerza, pero sé que en la vida y en la carrera profesional todo es efímero. Si hay que abrir una nueva etapa el año que viene, se abre. 

En medio de tanta intensidad laboral, me he roto la nariz. Ha sido uno de esos accidentes tontos, me empotré literalmente contra una puerta de cristal transparente extremadamente limpia. Iba con prisa y el golpe fue significativo (y visible para todo el equipo). Es una rotura frontal, sin desvío, por ahora, del tabique nasal. Tal vez, cure bien sola. Lo veremos en 3 semanas. Si no, igual habrá que operar y podré, tal vez, aprovechar la oportunidad para hacerme una nueva cara y una nueva identidad. 

Regreso al verano y al Silabario en Vigo

Venir a Vigo unos días me ha permitido recuperar la sensación de verano, que en Ginebra ya se ha esfumado (con mínimas de 7º este fin de semana). Trabajé desde aquí jueves y viernes, con jornadas largas. Aún así, al menos pude disfrutar de las cenas, una con M de Lux y G, y otra con mi madre en Bouzas.

Hoy sábado fue un día puramente familiar, con el plato fuerte de comer en el Silabario. en la sede del Celta. A mi madre le pareció el típico sitio fino de "caralladitas" e hizo varias referencias a lo que diría mi padre de estar allí. Curiosamente, mi primera experienca en el restaurante coincidió precisamente con el inicio del deterioro final de mi padre. A mi me volvió a encantar la experiencia: muy cuidado tanto el servicio como el menú, con claro predominio de producto local. A mi hermano Miguel y mi cuñada Elvira también les encantó así que todos contentos. 

Emilia Pérez y el final del verano

Con Juan, despedí el verano en Ginebra. El sábado fue el último día de playa y nos dimos el último baño del año. El domingo, ya con lluvia y bajón de temperatura, nos fuimos al cine. Quedamos impactados con Emilia Pérez, con su contenido, sus personajes, sus canciones, sus múltiples dimensiones, sus actrices. Peliculón. Para muestra, el trailer. 

Excursión a Montreux y Rochers de Naye

Aprovechando que tenemos a Juan por aquí, y que ayer fue festivo en Ginebra, me he tomado el viernes de puente. Fuimos en excursión en tren hasta Montreux y desde allí subimos en un tren cremallera hasta Rochers de Naye. El recorrido dura casi una hora y sube hasta 2000 metros. Las vistas desde allí son magníficas, tanto al lago Lemán, como a los Alpes y a todo el paisaje circundante; todo muy bucólico. 

En la cima hay un restaurante típico, con comida sencilla pero muy decente, y desde allí empiezan varios senderos para poder disfrutar de las vistas. Nos encantó todo. 

Al bajar dimos un paseo por Montreux, a dónde no volvíamos desde el Festival del año pasado. Estaba muy animado con actuaciones en homenaje a Freddy Mercuri, que tiene una estatua en la ciudad. Todo el día resultó un planazo. 

Ayuno Ginebrino

El primer jueves que sigue al primer domingo de septiembre se celebra el Jeûne Genevois (pronunciado "yen-yene-vua"), o día del Ayuno Ginebrino. Es un festivo específico de Ginebra que conmemora un día de ayuno que la ciudad realizó en el siglo XVI en solidaridad con otros protestantes perseguidos. Se convirtió en una costumbre anual y así ha llegado hasta hoy. 

Nosotros no hemos hecho ayuno ni nada parecido. Tenemos a Juan desde ayer en casa y fuimos con él a uno de nuestros restaurantes favoritos, el Inda Bar, un indio super moderno con comida visualmente muy cuidada y de calidad excelente. Eso sí, como la tradición dice que el ayuno se rompía con una tarta de ciruelas, nos hemos comprado una. Es una balsa de hojaldre con ciruelas confitadas por encima que no está nada mal. Después de tanto ayuno, dedicamos la tarde a pasear para hacer la digestión. 

Arte religioso medieval en Aviñón

Visitamos un segundo museo en Aviñón, además del Calvet, también gratuito y también excepcional. Se trata del Petit Palais, en la explanada del Palais des Papes, especializado en arte religioso medieval y renacentista. Tiene la segunda colección más amplia de "primitivos italianos", después del Louvre, museo del que guarda numerosos fondos. No nos esperábamos una colección tan buena.