Reunión de equipo
Esta semana he tenido a todo mi equipo en Ginebra, unas 35 personas. Celebramos una reunión de 2 días y medio para revisar planes de trabajo, prioridades y fomentar relaciones y conexiones. Es un momento complicado para todos nosotros, con una mayor visibilidad de todo lo que hacemos y mayores demandas y expectativas. La crisis reputacional , y el malestar de buena parte de la plantilla, no está superada y eso genera un ambiente algo ansiógeno.
Han sido también días de conversaciones muy transparentes con mi jefe respecto a lo que estoy dispuesto a transigir o no como parte de mi role de director de recursos humanos. La función ha estado mal posicionada durante décadas y ahora me veo con batallas constantes por asegurar su credibilidad y su espacio, estableciendo ciertos límites. Estoy en un momento de fuerza, pero sé que en la vida y en la carrera profesional todo es efímero. Si hay que abrir una nueva etapa el año que viene, se abre.
En medio de tanta intensidad laboral, me he roto la nariz. Ha sido uno de esos accidentes tontos, me empotré literalmente contra una puerta de cristal transparente extremadamente limpia. Iba con prisa y el golpe fue significativo (y visible para todo el equipo). Es una rotura frontal, sin desvío, por ahora, del tabique nasal. Tal vez, cure bien sola. Lo veremos en 3 semanas. Si no, igual habrá que operar y podré, tal vez, aprovechar la oportunidad para hacerme una nueva cara y una nueva identidad.