viernes, 7 de febrero de 2020

Vuelo a Belgrado

Además de los amaneceres de Londres, esta semana laboral me ha dejado unas vistas magníficas de los Alpes y el Danubio en mi camino a Serbia. Intento viajar en ventanilla siempre que puedo para no perderme nada. Me encanta reconocer ciudades o descubrir sitios nuevos a partir de accidentes geográficos. En esta ocasión me fijé en una ciudad a orillas del Danubio que luego descubrí que era Novi Sad, usando Google Maps.

Mi relación con Serbia continúa evolucionando con cada nueva visita. Es nuestro país más pequeño, en terminos de negocio, pero uno de los que más trabajo me genera. Presenta constantes casos de pequeñas (o grandes) corruptelas y relaciones entre empleados oscilando constantemente en el eje amigo - enemigo. El aspecto laboral más tóxico es que, dada la legislación, nunca despiden a nadie y en su lugar promocionan y "despromocionan", bajando o subiendo salarios a discreción. Estoy intentando poner un poco de coherencia en toda esa dinámica salarial porque lo cierto es que genera una plantilla podrida por agravios históricos o actuales que luego se acusan unos a otros de prácticas corruptas. Una maravilla, vamos, pero al menos estoy aprendiendo bastante y me gusta la gente.