Consultas de blefaroplastia
Llevo algún tiempo con la idea de operarme los párpados. Nada que me tenga traumatizado ni que vea como acuciante, simplemente me gustaría atenuar la imagen de cansancio por ojeras y eliminar las bolsas, aunque reconozco que por ahora no son muy pronunciadas. Estos 2 meses y medio que tenía entre trabajos podían haber sido el momento ideal para una intervención pero finalmente no he encontrado el tiempo. Al menos he tenido un par de citas con especialistas para tener su punto de vista, por si en el futuro me animo.
Un primer cirujano plástico, el Dr. Arquero, en el Barrio de Salamanca, me hizo rápidamente un diagnóstico estético-facial, haciéndome ver las asimetrías del rostro y los riesgos de acentuar mis ojos algo exoftalmos (saltones, vamos).... Su propuesta: eliminar bolsas pero también hacer algunas micro-inyecciones de grasa en algunos puntos de la cara, o bien insertar una prótesis de silicona en el mentón. En fin, una consulta no apta para inseguros, porque sales viéndote un cromo. En cualquier caso el encuentro fue muy agradable y me sentí muy cómodo en todo momento, aunque también con la idea clara de que no me veo todavía para tanta fiesta.
La segunda consulta fue con el Dr. Lalinde, en un barrio de Madrid cercano a Puerta de Hierro, toda una zona a descubrir ya que me sentía directamente de excursión a una ciudad diferente. Este encuentro fue totalmente diferente al primero. Aproximación más técnica, con toma de fotos, explicación de la intervención y muestra de fotos de pacientes antes y después de la intervención para hacerse idea del efecto. Además me dieron una explicación muy pormenorizada de implicaciones antes y después de la operación: tiempos, molestias, cuidados... Una consulta excelente desde todos los puntos de vista. Si alguna vez pienso en hacerme algo de cirugía estética, este sería mi primer centro de referencia sin duda alguna.
He quedado muy contento de haber dado el paso de hacer estas consultas, por cierto las dos con médicos gallegos, para que todo quede en casa. Me han ayudado a conocer dos enfoques diferentes, y a ver con claridad que a corto plazo no quiero hacer nada. A futuro, ya veremos, pero desde luego tendré que desagradarme lo suficiente como para que me compense la inversión en tiempo y malestares. Tal vez me acabe pasando como con la alopecia, que te acabas acostumbrando a tu nueva imagen, esa que inevitablemente va reflejando el paso del tiempo.
Un primer cirujano plástico, el Dr. Arquero, en el Barrio de Salamanca, me hizo rápidamente un diagnóstico estético-facial, haciéndome ver las asimetrías del rostro y los riesgos de acentuar mis ojos algo exoftalmos (saltones, vamos).... Su propuesta: eliminar bolsas pero también hacer algunas micro-inyecciones de grasa en algunos puntos de la cara, o bien insertar una prótesis de silicona en el mentón. En fin, una consulta no apta para inseguros, porque sales viéndote un cromo. En cualquier caso el encuentro fue muy agradable y me sentí muy cómodo en todo momento, aunque también con la idea clara de que no me veo todavía para tanta fiesta.
La segunda consulta fue con el Dr. Lalinde, en un barrio de Madrid cercano a Puerta de Hierro, toda una zona a descubrir ya que me sentía directamente de excursión a una ciudad diferente. Este encuentro fue totalmente diferente al primero. Aproximación más técnica, con toma de fotos, explicación de la intervención y muestra de fotos de pacientes antes y después de la intervención para hacerse idea del efecto. Además me dieron una explicación muy pormenorizada de implicaciones antes y después de la operación: tiempos, molestias, cuidados... Una consulta excelente desde todos los puntos de vista. Si alguna vez pienso en hacerme algo de cirugía estética, este sería mi primer centro de referencia sin duda alguna.
He quedado muy contento de haber dado el paso de hacer estas consultas, por cierto las dos con médicos gallegos, para que todo quede en casa. Me han ayudado a conocer dos enfoques diferentes, y a ver con claridad que a corto plazo no quiero hacer nada. A futuro, ya veremos, pero desde luego tendré que desagradarme lo suficiente como para que me compense la inversión en tiempo y malestares. Tal vez me acabe pasando como con la alopecia, que te acabas acostumbrando a tu nueva imagen, esa que inevitablemente va reflejando el paso del tiempo.