viernes, 17 de febrero de 2023

Atardeceres y mudanzas incompletas

En estos días de pre-primavera, la luz de Ginebra al amanecer y al atardecer crean una atmósfera relajante y sanadora, justo lo que necesito para hacer frente a mi incipiente hipertensión. Es una lástima que, aún así, no haya conseguido aplacar el aceleramiento de esta semana, entre la gestión de varios despidos en la oficina, la carga laboral general y el proceso de completar la mudanza al apartamento nuevo. 

El miércoles trabajé desde la nueva casa, con la idea de recepcionar varias entregas, entre ellas la del colchón con el que poder pasar la primera noche en el apartamento. Fue un día agridulce porque, aunque el colchón llegó y pude instalarme definitivamente, hubo un error por parte de IKEA y no pudieron completar el montaje del armario de la habitación. A pesar de la decepción, decidí adoptar una postura zen y fluir con mis circunstancias. Al menos tengo ya lo básico para arrancar a vivir y, poco a poco, el nuevo espacio se irá convirtiendo en un nuevo hogar, a la espera de que David se traslade algunos meses más tarde.