jueves, 3 de junio de 2021

Vaticano

El Vaticano es otra de esas visitas que requiere resistencia física, en particular si se quiere cubrir en el mismo día tanto los Museos Vaticanos como la Basílica de San Pedro. De hecho, yo recomendaría dividir la visita en dos días diferentes para no saturarse. 

Los Museos son muchos museos, no menos de 8, sin contar innumerables galerías y estancias. Hay uno de Carruajes, otro Numismático, el Egipcio, el Etrusco, el Etnico-Misionero... en fin, un no-parar de esplendor artístico de todas las épocas. El plato fuerte son las estancias de Rafael, con el fresco de la Escuela de Atenas de la primera foto, y la Capilla Sixtina, pero habitualmente ya se llega ahí cansado de todo lo demás. 

Lo más sorprendente para nosotros fue la sección de Arte Contemporáneo, a la que yo no había prestado atención en mis visitas anteriores, lo que muestra cómo mis intereses artísticos han ido evolucionando en los últimos años. Nos llamaron particularmente la atención los Dali. Es un autor que a mí no me gusta especialmente. Sin embargo, me encantó el Cristo que muestro abajo y sobretodo el Monstruo Blando en un Paisaje Angélico, con esos tonos amarillos y las figuritas de los ángeles. Nos quedamos atónitos al leer que fue un regalo del Emérito Juan Carlos al Vaticano. 

En cuanto a la Basílica de San Pedro, pues sí, es muy grandiosa y muy dorada y tal, pero a mi no acaba de emocionarme. Reconozco la belleza pero no me inspira nada, me resulta un lugar frío, algo desangelado incluso. Considero que hay otras Basílicas e Iglesias en Roma que sobrecogen bastante más.