La vida en 1 km de radio

Un asunto importante es determinar cuales son los límites más allá de los cuales empieza la "ciudad prohibida". Afortunadamente hay aplicaciones tecnológicas para todo y hemos logrado trazar el km de radio preciso dentro del cual nos podemos mover, eso sí con el "certificado" manuscrito firmado en el que hacemos constar domicilio, fecha y hora de salida.
Dentro de la zona permitida nos caen numerosas maravillas arquitectónicas: toda la Ille de la Cité y casi toda la Ille de Saint-Louis, con sus riberas del Sena, la Torre de Saint-Jacques, el inicio del Louvre, el Museo de Arts et Métiers, los infinitos rincones de Le Marais y, al menos, una decena de iglesias, incluyendo Saint-Eustache y Notre-Dame, las dos más grandes de París.
Ahora que tenemos la vida más reducida, y los comercios y restaurantes están cerrados, podemos apreciar muchos más los detalles de toda la arquitectura que nos rodea. Y no deja de sorprendernos toda esa acumulación de belleza.
A veces dBt fantasea con la idea de irnos a Madrid dentro de poco y continuar el confinamiento allí. Hoy por hoy, yo no le veo ningún sentido. Al menos aquí, aún podemos salir a la calle, aunque sea con cierta burocracia y con bastantes límites. La perspectiva de estar en Madrid encerrados me resulta insoportable. Sigo con alta carga de trabajo y, después de días cargados de teleconferencias, poder salir a la calle a correr (y a partir de ahora, también a pasear) me parece esencial para mantener la salud mental.
Dentro de la zona permitida nos caen numerosas maravillas arquitectónicas: toda la Ille de la Cité y casi toda la Ille de Saint-Louis, con sus riberas del Sena, la Torre de Saint-Jacques, el inicio del Louvre, el Museo de Arts et Métiers, los infinitos rincones de Le Marais y, al menos, una decena de iglesias, incluyendo Saint-Eustache y Notre-Dame, las dos más grandes de París.
Ahora que tenemos la vida más reducida, y los comercios y restaurantes están cerrados, podemos apreciar muchos más los detalles de toda la arquitectura que nos rodea. Y no deja de sorprendernos toda esa acumulación de belleza.
A veces dBt fantasea con la idea de irnos a Madrid dentro de poco y continuar el confinamiento allí. Hoy por hoy, yo no le veo ningún sentido. Al menos aquí, aún podemos salir a la calle, aunque sea con cierta burocracia y con bastantes límites. La perspectiva de estar en Madrid encerrados me resulta insoportable. Sigo con alta carga de trabajo y, después de días cargados de teleconferencias, poder salir a la calle a correr (y a partir de ahora, también a pasear) me parece esencial para mantener la salud mental.