Hopper en París
Grand Palais, 8 y media de la tarde de un sábado, cola para entrar, salas abarrotadas, franceses gafotas leyendo los paneles informativos... Le estoy cogiendo un poco de fobia a estas masas de adictos al arte en París. Me encanta Hopper pero ese no es el mejor ambiente para disfrutarlo. Afortunadamente he tenido otras ocasiones más tranquilas: en Washington DC y en una colectiva en el Whitney. De todos modos, es curioso como en cada ocasión los cuadros que te llaman la atención y recuerdas son diferentes. Esta vez me he quedado con esas figuras al sol del atardecer. Debe ser que ahora vivo en ciudades más oscuras.