El invierno se acerca, el climatológico, ahora que las temperaturas empiezan a descender, y el ideológico, marcado por los bulos y mentiras de la DANA de Valencia y la victoria de Trump. Nuevos tiempos.
Al menos al pesimismo global, le podemos anteponer algo de optimismo laboral personal. A David le cambian el jefe, y dado el grado de hiper-criticismo del anterior, eso sólo puede suponer algo más de tranquilidad mental. La tranquilidad física, en cambio, no está garantizada. Aunque la temporada hotelera baja en Ginebra, en su hotel padecen una falta crónica de personal, sorprendente para el sector de lujo en el que operan.
En mi caso, las cosas van mucho mejor. Al verano soberano que he tenido, le ha seguido un otoño igualmente cargado de trabajo, pero mucho más satisfactorio en lo profesional y emocional. Al menos ahora, veo las cosas encarriladas desde el punto de vista moral. Era necesario un cambio de cultura y liderazgo interno, y al menos ahora, ese nuevo rumbo está claramente marcado, apoyado desde arriba y en marcha. Claro que no será fácil ni rápido.
Hemos conocido un nuevo restaurante agradable en Ginebra, el Club 21, así que vamos completando nuestra lista de sitios favoritos en la ciudad, para preparar las opciones del invierno, y las alternativas culinarias para las visitas.