viernes, 9 de noviembre de 2018

Amsterdam y Londres, nuevos centros de gravedad

Después de 3 meses de incertidumbre, tras la salida de mi jefe italiano en julio, ya sé en cual de las 2 mitades de Europa caigo. Voy a trabajar con una jefa que me encanta, y con la que creo que todo rodará bien pero, en cambio, el sur de Europa (Portugal, España e Italia) ya no estarán directamente en mi área de responsabilidad. Con el nuevo escenario, la perspectiva de volver a Madrid se aleja, al menos en lo inmediato, aunque seguimos con la idea de comprar piso y por lo tanto acabar estableciendo la base allí. 

A partir de ahora, a nivel laboral, los dos países principales para mí serán UK, dónde estará mi jefa y el resto del equipo divisional, y Holanda, el principal país por cifra de negocio y número de empleados, de la nueva división. Y precisamente mis primeros viajes de negocio, en la nueva estructura, han sido Londres, la semana pasada, y Amsterdam, esta semana. Hice ambos viajes en tren en el día porque es una opción muy cómoda desde París (2hr 15' en un caso, y 3hr 15' en el otro).

El día de trabajo en Amsterdam me dejó espacio para un largo paseo, desde el centro hasta una zona a la izquierda de la estación central, siguiendo el río, con algunos buenos ejemplos de la arquitectura clásica de los canales y también arquitectura contemporánea. Mi objetivo en cualquier caso era acercarme hasta el Baba y hacerme con alguna porción de ese brownie delicioso que hacía años que no probaba, desde que trasladaron ese mítico coffeeshop desde el centro hasta un barrio periférico.