jueves, 13 de abril de 2017

Carmen en la Opera de la Bastilla

Antes de irse a Medellín, Juan (M) nos regaló unas entradas para la Opera de la Bastilla. Todo un regalazo ya que no habíamos ido nunca. 
El edificio es una modernez de 1989, sin demasiada gracia en el exterior pero bastante chulo en el interior. En los pasillos abundan obras de arte contemporáneo, como una "nana giratoria" de Niki de Saint-Phalle

La obra era Carmen de Bizet, pero en la producción polémica de Calixto Bieito, que lleva rodando por el mundo desde hace 20 años. Di tú que nosotros no vimos nada escandaloso, pero por lo visto esta versión que sitúa la acción en los años 70, y tiene alguna cena subidita de tono tiene algunos detractores. 

La producción es la mínima expresión: un mástil con una bandera en un acto, una valla tipo toro de Osborne en otro, y 7 coches en escena en otro acto; poco más. Demasiado poco para nuestro gusto ya que podemos decir que esta era nuestra primera ópera de verdad, en un recinto apropiado. Anteriormente yo había visto Aïda al aire libre y Madame Butterfly en Londres, en un pequeño teatro. Disfrutamos de la experiencia y por supuesto la música, pero seguimos siendo más de musicales. Creo que por mucho que repitamos en el futuro, la experiencia operística seguirá siendo algo prescindible.