Impresiones de Ginebra
Estamos de vuelta en París y en el trabajo. Han sido 3 horas de tren de alta velocidad (TGV) desde Ginebra, una ciudad a la que no tenemos claro si volveríamos. Como pendiente nos ha quedado la Cúpula de Barceló, en una de las salas de la ONU. Estaba cerrada por vacaciones estos días. El resto de puntos de interés los hemos visto: los museos que ya he comentado, las riberas del lago y su chorro de agua, la visita a la catedral... Una catedral, por cierto, muy austera, que para algo la ciudad ha sido uno de los principales focos de la Reforma Protestante, con Calvino al frente (foto abajo del llamado "Muro de los Reformadores y de las vistas desde las Torres, que son el principal aliciente de la visita a la catedral).
Sí, la ciudad es mona, con ese aire señorial parecido al de San Sebastián, con sus tranvías, sus tiendas de lujazo, un pequeño casco viejo (nada del otro mundo)... Y muy tranquilita, casi aburrida. Tal vez ha sido que los funcionarios internacionales estaban de vacaciones pero la hemos visto algo apagada. Ni especial ambiente de compras, ni de ocio. El viernes, fuimos al cine a ver El Hobbit (que nos encantó!) y el sábado a un bar gay a tomar una copa. Muy poco ambiente en los dos casos. También poca gente de paseo el domingo. Probablemente estaba todo el mundo en la montaña, porque está bien cerca. Desde la ciudad se ve perfectamente el Mont Blanc. Así que tal vez sea ese el truco: volver de paso y con algún plan deportivo, de verano o invierno.