Battersea Park
Me he vuelto muy marujo en Londres: compro, aspiro, plancho, pongo lavadoras. También limpio el polvo con toallitas húmedas, de esas que me encantan. Hay de todos los tipos en los supermercados: para el baño, la cocina, los muebles... cada una mata más o menos bacterias (te lo indican en el envase). En cualquier caso, siempre hay algo que hacer en casa. Es lo que tiene vivir solo, no hay reparto de cargas y no haces las cosas puntualmente; las haces siempre, lo que en mi caso concreto ha significado pasar de hacer un 10-20% al 100%. En fin, vida de soltero, tiene su encanto.
Para no sentirme un esclavo del hogar, los fines de semana que estoy en Londres salgo de exploración a zonas que no conozco de la ciudad y así sumo pasos. Este sábado bajé hasta Battersea Park, un parque al sur de la ciudad, del otro lado del río, digamos que enfrente de Chelsea. Tiene forma de rectángulo y uno de los laterales está pegado al Támesis. Tiene un zoo para niños (al que por supuesto no entré), una pagoda budista muy chula, y un sistema de lagos e islas dónde se pueden ver aves (así en genérico porque no me sé los nombres de ninguna, pero vamos, no son patos). Al lado del parque está la central termoeléctrica de Battersea, un mega-edificio de ladrillo con 4 chimeneas, que lleva un par de décadas en desuso. Recuerda a la Tate Modern. Hay un proyecto para rehabilitar y reutilizar el edificio así que la cosa promete. Las fotos de abajo están sacadas desde el otro lado del parque, dónde hay un pequeño embarcadero. Por supuesto en las calles continúa la "British fever", en forma de banderitas y fotos kitsch de la reina. Y mientras yo paseaba, aprobaban el Rescate a España, o a los bancos de España, o a los sinvergüenzas del trío político-inmobiliario-financiero. Está por ver.