martes, 28 de septiembre de 2010

Las Playas del Desembarco

Hay sitios con una energía especial y creo que el Cementerio Americano de Normandía es uno de ellos. O tal vez simplemente este sábado pasado había una luz especial que lo hacía todo más intenso. El caso es que impresionan esas miles de tumbas perfectamente alineadas, de un marmol blanco impoluto, sobre un cesped cuidadísimo y verdísimo y un mar y un cielo super azules. Debajo la playa de Omaha, de unos 7 km de longitud, una de las 5 en las que se produjo el desembarco aliado durante la Segunda Guerra Mundial. La playa es también impresionante, tan grande, tan salvaje, con ese mar tan fuerte... Y claro, pensar en todo lo que allí pasó, que uno no puede dejar de imagirnarse, sobre todo si ha visto los primeros minutos de Salvar al Soldado Ryan.

Ver la playa de Omaha y el Cementerio Americano merece muchísimo la pena. Ahora bien, más allá de eso hay en toda la zona un montón de museos, memoriales y zonas especialescon infinitos recuerdos del desembarco: unas torretas aquí, unos tanques allá, unos crateres de bombas... Un poco exagerado, a no ser que te guste mucho la historia bélica y quieras seguir todo el detalle de la que dicen fue la mayor operación militar de la historia.

La mejor base para explorar las Pllayas del Desembarco es Bayeux, un pueblecito medieval con muchísimo sabor, y que también merece una visita con cierto tiempo, para callejear un poco. Su catedral es una de esas majestuosas del gótico francés, con dos grandes torres y otra adicional en el transepto. Pero sobre todo el pueblo tiene el llamado Tapiz de Bayeux, una auténtica maravilla de 1066. Un tapiz de casi 70 metros tejido en lana que narra la conquista de Inglaterra por Guillermo el Conquistador, Duque de Normandía. Lo colocaban en la catedral para instruir al pueblo analfabeto en aquella gran hazaña. Está compuesto por más de 30 viñetas que narran la historia. Te dan un auricular en la entrada y vas siguiendo todos los acontecimientos en una especie de telenovela medieval a la que terminas enganchado.

Entre las playas y el propio pueblo, pasamos todo el fin de semana pasado en Bayeux. Una de las noches nos quedamos en el Château de Bellefontaine, que es un hotelito con encanto de 3 estrellas a un precio razonable. Tiene su propio estanque con cisnes, un terrenito bien cuidado y sabor a siglo XVIII, por dentro y por fuera. Es una buena opción para serenarse en plan noble después de unas visitas turísticas tan belicosas.