Desde la semana pasada, las primeras nieves adornas las montañas del lago de Ginebra. La mayor parte de los días son grises, muchos lluviosos, pero esporádicamente también sale el sol y proporciona una tregua. Entonces el paisaje desde la oficina se presenta grandioso, luminoso y brillante.
Hace unos días cayó una nevada copiosa y todo adquirió un aspecto alpino, pero fue una belleza efímera. Al día siguiente, ya no quedaba nada.