El encuentro en Zaragoza salió muy bien. Nos vimos todos para comer en el Ric 27 que va camino de convertirse en nuestro restaurante de referencia en la ciudad, con buena comida y un ambiente filo-gay (está regentado por dos grandes osos). Después dimos un largo paseo hasta la Plaza del Pilar, para ver el manto de la virgen y el ambientillo general de las fiestas. Fue un día intenso, con emociones, ya que mi suegra llora en todos los encuentros desde que perdió la vista, y buenas conversaciones a distintas bandas.
Acabamos la jornada viendo, desde la habitación del hotel, los fuegos artificiales del fin de Fiestas del Pilar 2017, y cenando croquetas. Fue un broche perfecto al día. Mientras, Galicia, y muy en especial Vigo, vivían una noche de Apocalipsis con incendios descontrolados. Fue una suerte que mis padres y madrina no estuvieran allí; hubiera sido una auténtica pesadilla para ellos.