
El Museo Botero está situado en dos plantas alrededor de un patio. La mitad de cada planta está dedicada a Botero, con pinturas, grabados y esculturas, obras de gran formato y de pequeño formato. Me gustó prácticamente todo (sólo descarto algunas obras en plan "bodegones" porque es un género que no soporto). La otra mitad de cada planta del museo está dedicada a artistas internacionales, con obras y nombres de mucha calidad: Dali, Picasso, Léger, un montón de impresionistas, Matisse, Bacon, Chagall ("El Payaso Volador")... Sin duda, un museo de los de ponerse nervioso y hacer fotografías sin parar. Muy repetible.
Por lo visto, en Medellín (ciudad natal del artista) también hay un Museo Botero muy bueno. Una pena que no me dé tiempo a visitarlo en este viaje (sólo estaré un día por trabajo), pero al menos ya tengo un aliciente importante para ir a visitar a Juan (M) que se traslada a vivir allí a principios de abril.