Arte homoerótico indio

En la sala de exposiciones del Deutsche Bank en Berlín vimos una retrospectiva de Bhupen Khakhar, un artista indio que nos ha encantado. Mezcla la mitología india, el pop art y la vida gay. Todo muy rupturista para lo tradicional que es la sociedad india. Por lo visto es un artista muy conocido, aunque nosotros vivíamos en la ignorancia. Murió en 2003 de cáncer (algunos de sus cuadros reflejan esa época negra). La exposición es fruto de una colaboración con la Tate Modern de Londres, dónde la exhibieron el año pasado, y ha sido un lujazo cruzarnos con ella en Berlín. 

Kirchner y el Pop-Art

Desde que comenzó 2017 llevamos una buena sobredosis de exposiciones de pintura interesantes, tanto en París (México, Arte Americano, Iconos del Arte Moderno), como con el viaje a Basilea y ahora a Berlín. 

En el Hamburger Bahnhof Museum de Berlín había, en esta ocasión, una temporal de Kirchner, un pintor surrealista alemán que me gusta especialmente, con todos esos colorines. Entre los fondos permanentes, nos quedamos impactados con un mega-Wharhol de Mao, que ocupaba toda una pared, así como algunas otras que nos pusieron literalmente nerviosos de la emoción. Muy buena visita, hay que ver todo lo que atesora Berlín a nivel cultural y artístico, nada que envidiar a París o Londres. 

Berlinale y Amaral

Por esas cosas del azar, nuestro viaje ha coincidido con el Festival de Cine de Berlín, la Berlinale y esto ha supuesto toda una emoción adicional para dBt. Yo soy más frío con el cine, y hubiera pasado del asunto, pero él corrió a buscar entradas para el estreno de Pieles, la película de Eduardo Casanova. El trailer me pareció muy friki pero tengo que reconocer que la película me gustó más de lo que esperaba; muy bizarra pero también muy cuidada estéticamente y con historias de diferencia/aceptación muy potentes. Además, asistimos al estreno con toda el equipo: actores, Eduardo y Alex de la Iglesia (productor); todos de riguroso rosa pastel.

En cuanto a Amaral, el motivo original de nuestro viaje a Berlín, actuaban en el Lido, una sala pequeña pero muy mona, al lado del río en la zona de Schlelisches Tor. Fueron dos horas de concierto con un sonido francamente bueno. El repertorio fue una combinación de canciones del último disco, Nocturnal, con clásicos del grupo; todas con arreglos nuevos, y sonando estupendamente. Es la segunda vez que vemos a Amaral por ahí fuera (la otra vez fue en Londres hace 4 años) y lo mejor de estos conciertos, es poder disfrutar del concierto en una sala pequeña y con un público totalmente entregado. Triunfaron en Berlín, sin lugar a dudas.  

Berlín en invierno

No es la primera vez que estoy en Berlín en invierno, pero siempre me sorprende ese frío extremo y esa falta de luz. Creo que no es tanto la temperatura (pocos grados bajo cero) como ese aire helado lo que te hace sentir vulnerable. A pesar de que el tiempo no está para demasiados paseos, nos hemos dado algunas caminatas, combinadas con paradas en cafés o visitas a museos. Así, nos hemos reencontrado con la arquitectura contemporánea de la Potsdamer Platz, el Memorial de los Judíos, de Eisenman (el arquitecto de A Cidade da Cultura), o el Reichstag. En cuanto a la arquitectura más clásica, la catedral y la isla de los museos los tenemos a un paso del hotel. 

Fin de semana en Berlín

Alrededor de un concierto de Amaral, nos hemos montado un fin de semana largo en Berlín. Es una ciudad que me encanta y en la que he estado varias veces (4). La última vez fue hace ya 11 años, con dBt, alrededor también de un concierto (Robbie Williams). 

El sábado madrugamos para coger un vuelo de Air France a las 7:30 y así poder disfrutar del día completo en la ciudad. Para el primer día, decidimos combinar algo que ya conocíamos con algo nuevo. En el apartado repetición, nos fuimos a la Fundación Helmut Newton, del que también vimos una exposición en el Grand Palais de París. En esta ocasión, descubrimos las fotografías ochenteras de su mujer, Alice Springs, que nos gustaron mucho. En el apartado novedad, visitamos la Berlinische Galerie, el Museo de Arte Moderno de Berlín. Nos gustó mucho el espacio, por dentro y por fuera. En cuanto a las exposiciones temporales y los fondos permanentes, tiene algunas cosas majas pero tampoco salimos emocionados. 

Iconos del Arte Moderno

Llevamos un año 2017 con sobredosis de exposiciones en París. Todas ellas comenzaron hace meses, pero no habíamos podido verlas antes. Este fin de semana fue el turno de "Iconos del Arte Moderno" en la Fundación Louis Vuitton, que sigue con sus colorines de Daniel Buren. Se trata de una las grandes exposiciones de la temporada en París, porque reúne la mayor parte de los cuadros de la colección Chtchoukine, un coleccionista ruso que se hizo con un montón de obras de pintores de inicios del siglo XX: Picasso, Matisse, Van Gogh, Henri Rousseau, Braque, Monet y muchos más. Una delicia de exposición, a la que fuimos con nuestros vecinos del sexto.

Museos de Basilea

Con la visita a Basilea hemos descubierto otra Suiza, más moderna, más cosmopolita. O tal vez simplemente, con más de esas cosas que a nosotros nos gustan: con obras artísticas en la calle (Richard Serra, por ejemplo), arquitectura de vanguardia y buenos museos. 

En su momento nos había sorprendido la calidad del Kunsthaus Zurich y ese buen nivel artístico se multiplica varias veces en Basilea porque la ciudad alberga muchos y muy buenos museos. En este viaje, sólo nos dio tiempo a ver dos. 

La Fundación Beyeler, situada a las afueras pero accesible en tranvía, nos gustó por su edificio, de Renzo Piano (el del Pompidou), y todo el parquecito alrededor. También nos gustaron las pocas salas de la colección permanente que pudimos ver, ya que muchas estaban cerradas temporalmente. Con la exposición temporal, en cambio, no tuvimos especial suerte ya que se trataba de Monet, del que hay sobreabundancia en París, entre  l'Orangerie, el Marmottan-Monet, y Giverny. 

Nos encantó el Kunstmuseum Basel, el Museo de Arte de Basilea, que reúne la colección de arte público que la ciudad lleva atesorando desde hace siglos. Tiene 3 edificios y sólo pudimos visitar 2 pero nos gustaron muchísimo por la cantidad de arte moderno y la sobreabundancia de todos esos pintores que nos apasionan: Léger, Hodler, Kirchner... 

Nos hemos quedado tan emocionados con la visita a Basel que hasta nos planteamos ahora que, después de todo, trasladarse a vivir a Suiza quizás no sea tan mala idea.