domingo, 28 de abril de 2013

Arte efímero

Nos hemos aficionado a las cosas efímeras, sobre todo dBt que oye la palabrita y ya se pone nervioso. La hemos descubierto, en París, por supuesto, dónde se estila mucho y casi todo lo moderno se etiqueta como efímero... un jardín, un restaurante, un pabellón en un jardín. Todo refuerza esa idea de "disfruta este momento" porque todo se acaba.

El arte efímero apenas dura un par de semanas, pero algunas obras son especialmente memorables. Por ejemplo, el oso polar de hielo instalado delante del Museo de Arte Contemporáneo de Montreal. Su misión era sensibilizar sobre el cambio climático y su transformación refleja bien esa transición entre el invierno y la primavera, que tuvimos la suerte de vivir en la ciudad. Igual de memorable ha sido la bola roja hinchable que ha circulado en los últimos días por París, instalada cada día en un punto distinto y durante unas horas determinadas. Ha sido la disculpa perfecta para que dBt la pudiera seguir en su recorrido diario y así ir despidiéndose de la ciudad antes de venirse definitivamente a Londres esta semana.


lunes, 22 de abril de 2013

Exposición de Keith Haring en París

Acaban de inaugurar una exposición de Keith Haring en París, un artista popero y grafitero que nos gusta mucho. Mezcla el comic con la denuncia social. De hecho, la exposición lleva por título  The Political Line y recoge el compromiso del artista con muy diversos temas: el racismo, la homofobia, la tortura, los delitos ambientales... 

Keith Haring ha sido el broche artístico perfecto para esta etapa parisina de nuestras vidas que ha abarcado los 3 últimos años. Echaremos de menos toda esa pandilla de gafotas leyendo con devoción los paneles informativos, y tomando notas, algo que no hemos visto que ocurra, con tanta intensidad,  en ninguna otra ciudad del mundo. 


domingo, 21 de abril de 2013

Despedidas en París

Se acabaron las clases del Máster. Ahora ya sólo queda entregar el proyecto final a mediados de mayo y presentarlo ante un tribunal a finales. En cierto modo queda lo peor, pero al menos se acabaron las clases en fin de semanas alternos y con ellas los viajes frecuentes a París. A dBt le queda esta semana de trabajo y después se traslada a Londres. Final de etapa parisina, así que estamos aprovechando para ver a algunos amigos y despedirnos.

Hemos tenido una cena algo surrealista con una amiga en su apartamento de Montmartre. A su vez nos presentó a otra amiga que pasaba el fin de semana en su casa y que por lo visto vive en una comuna en Canadá. Pensé que esas cosas ya no existían, pero ahí estaba ella. Había venido a París a hacer un curso sobre el "Perdón" y recientemente había hecho otro sobre "Sanación". dBt y yo mantuvimos el tipo como pudimos, sin mirarnos, para evitar risas incómodas por ejemplo durante su bendición de la comida. Nosotros impasibles con todo, escuchándolo todo con atención y auténtica curiosidad. También nos explicaron  Los 4 Acuerdos Toltecas, que sigue en particular nuestra amiga, la anfitriona. Es una especie de "programación neuro-linguística", que en el fondo tiene bastante sentido. Estoy por apuntarme. Otro amigo, del que nos despedimos este domingo, también los sigue. Entre ángeles y Toltecas estamos rodeados de magia por todas partes. 


viernes, 19 de abril de 2013

El casco histórico de Montreal

Después de 3 semanas en Canada, he vuelto a Londres. Es una parada de apenas 2 días para seguir a París, dónde tengo la última sesión del Máster. Me quedaba un tema pendiente de comentar sobre el viaje. Y es que probablemente lo más conocido de Montreal es que tiene uno de los pocos cascos históricos de los que se puede hablar en América del Norte, el Vieux-Montréal. Digamos que es un batiburrillo con encanto de entre los siglos XVII y principios del XX. Para estándares europeos, no es nada como para tirar cohetes, pero está muy animado, entre restaurantes, bares y tiendas. El edificio más emblemático es la basílica de "Notre-Dame". 

Y con esto pongo punto final, o quizás y seguido, al relato de un largo viaje que me ha encantado, sobre todo por esa combinación de un estilo de vida americano con uno francés, algo bastante único en el mundo, y que bien merece incluir a Québec, en la lista de sitios re-visitables varias veces. Amén.


miércoles, 17 de abril de 2013

El Reino del Aluminio

He visitado esta semana el Saguenay, una región enclavada en un valle a unos 200 km al norte de la ciudad de Québec y a unos 450 de Montreal. Por lo visto toda la zona es una maravilla natural, una especie de fiordo que conecta el lago Saint-Jean con el río Saint-Laurence. Yo poco he podido apreciar porque hice el viaje en el día por motivos de trabajo. Una avioneta con capacidad para transportar unas 15 personas hace el viaje desde Montreal en aproximadamente una hora. 

El objetivo de mi visita era conocer el complejo de instalaciones del aluminio que mi empresa tiene en la zona. No creo que haya muchos así en todo el mundo: 6 fábricas de aluminio, una de alúmina (la fase previa de obtención del metal), un puerto en el que se descarga el mineral que viene de Africa y el Caribe, plantas de compuestos auxiliares, un centro de investigación... Y además, 6 presas hidroeléctricas en propiedad que generan el 90% de la electricidad necesaria para las fábricas. La mayor parte del coste de producción del aluminio viene de la cantidad de energía que requiere por lo que obtenerla a bajo coste es una gran ventaja competitiva. El acceso a la electricidad, a través de permisos para construir presas, es la razón que explica la presencia de la empresa en el valle en los años 20 del siglo pasado. En la segunda guerra mundial se instaló una base aérea del ejército, que aún continúa hoy, para proteger las instalaciones. 

En fin, que en ese valle al menos 3 generaciones llevan trabajando en las mismas empresas. Todo un reino independiente del aluminio, y fuertemente sindicalizado. En invierno todo está bajo la nieve y el hielo; el puerto funciona gracias a un buque rompehielos y las presas siguen generando electricidad porque el agua sigue corriendo bajo la capa de hielo. Me he prometido volver, pero en plan vacaciones, y en verano, para disfrutar del kayak en el fiordo y el lago. 



lunes, 15 de abril de 2013

Metalurgia pura y dura

Para compensar el exceso de entusiasmo de mi entrada anterior, tan llena de arte en el entorno de trabajo, hoy tengo que reseñar mi visita a un centro metalúrgico de mi empresa a unos 90 km de Montreal, apenas una hora en coche. No se podían hacer fotos, así que que me sirvo de una foto en internet desde la otra orilla del río. Es todo rollo metalurgia pesada: altos hornos, acería, y varias plantas de transformación. Todo bastante duro, y probablemente contaminante. Lo que más me ha gustado ha sido ver las barras de acero, todavía moldeables al rojo vivo y como van pasando por unos rodillos para darles forma de cilindros y... voilà, listas para ser utilizadas en la industria automovilística o los pozos de perforación petrolíferos. 

domingo, 14 de abril de 2013

La oficina de Montreal

Las oficinas de mi empresa en Montreal tienen un marcado punto museo. Hay arte por todas partes. La sala de reuniones principal es una iglesia entera y verdadera, con su órgano, sus vidrieras y demás parafernalia. En general a los compañeros de aquí no les gusta nada, pero a mi me parece que tiene un punto muy interesante, tal vez porque soy cero religioso y sólo veo el asunto desde el lado "espacio alternativo". Las plantas de oficinas están atiborradas de cuadros y esculturas, por los pasillos, por las escaleras...  Por lo visto están organizadas temáticamente: una planta de arte africano, otra de arte europeo... Hasta ahora la obra que más me gusta es el cuadro de la señora en bañador de abajo. Lo veo cada vez que voy al aseo o a por un café y le he cogido un cariño especial. No tiene la placa de título y autor que tienen el resto y ese carácter anónimo todavía le da más encanto. Para completar el toque museístico, la oficina tiene una parte histórica compuesta por 4 casas de distintos tamaños y formatos, que eran antiguas mansiones. Yo no las descubrí hasta mi segunda semana de trabajo. En ellas están la sala histórica del "board" dónde se hacían las reuniones de la dirección, la salita de espera previa.. Todo con un toque de rancio abolengo, de burguesía quebecoise de principios del siglo XX. El edificio nuevo de oficinas y esas 4 casas históricas están unidas por el atrio que se muestra en la foto de abajo. 



viernes, 12 de abril de 2013

Viaje de trabajo a Sept-Îles

Esta semana he estado un par de días de trabajo a 900 km al norte de Montreal, en un pueblín llamado Sept-Îles. Tiene unos 25 mil habitantes y bastante actividad industrial, con un puerto que es el segundo de Canada (después de Vancouver). Es el punto más al norte al que se puede llegar por carretera en Québec. Es una bahía casi cerrada por siete islas, un sitio con mucho encanto pero también bastante inhóspito, con temperaturas que bajan fácilmente de los 20º bajo cero en invierno y un mini verano que sólo dura julio y agosto. Vamos, algo deprimente para vivir, para mi gusto. Sin embargo, lo que me encantó fue la visita a las instalaciones de mi empresa: un terminal de carga de barcos con el mineral de hierro que se extrae unos 450 km en el interior, más al norte y se transporta en trenes de 3 km de longitud. La mezcla de colores de la nieve y el hierro, el mar al fondo, esas mega-maquinas, los trenes aparcados con sus máquinas en naranja... Un entorno muy industrial pero de una belleza increíble. Cada vez soy más fan de mi nuevo sector de actividad. Cada "operación" es diferente, o al menos yo todavía no he repetido. 


martes, 9 de abril de 2013

Museo de Bellas Artes de Montreal

A dBt se le han acabado las vacaciones y está ya de vuelta en París. Yo sigo trabajando (y mucho) en Canadá. Nuestra última actividad conjunta fue acercarnos al Museo de Bellas Artes de Montreal, que está al lado de mi oficina y del hotel. Todo muy a mano. Es un complejo de media docena de edificios. El edificio principal es el que alberga la colección más interesante: pintura occidental a lo largo de varios siglos, desde la edad media hasta la contemporánea. Es uno de esos museos imprescindibles, con un poco de todo, lo suficiente para ponerse nervioso pero no saturarse. En fin, un "básico" de la ciudad, en el que lo mismo te encuentras un Greco, que dos Matisses, o tres Van Dongen, como los de abajo. Nos encanta encontrarnos con artistas que personalmente hemos descubierto hace poco, como el escultor catalán Jaume Plensa al que vimos hace poco en París y anteriormente en Zaragoza. O el pintor suizo Hodler, recién descubierto este año en Ginebra y Munich. Todo delicioso y repetible. 






domingo, 7 de abril de 2013

Le Village

El barrio gay de Montreal se llama Le Village y está al este de la ciudad, alrededor de la calle Saint Catherine, que es la misma calle que en su sector oeste constituye el centro comercial y de negocios de la ciudad. El barrio está delimitado por banderolas en las farolas, que contienen citas de personajes famosos sobre el respeto y la tolerancia.  Por lo visto, es "lo más" en verano (como todo en la ciudad) porque entre junio y septiembre hacen la calle peatonal y el barrio bulle entonces de animación. Nosotros lo hemos visto algo "destartalado" pero puede que sea efecto fin del invierno y retirada de las nieves que siempre lo deja todo más sucio. Hemos cenado en un par de restaurantes, el más interesante el Steak Frites, un sitio con buenas carnes en el que te llevas el vino de casa, o lo compras en la tienda de enfrente (cosa que hicimos nosotros). También descubrimos el Stock, un bar de striptease masculino, un concepto que no conocíamos. Entramos en plan tomar una copa y nos encontramos con un escenario, una barra y distintos numeritos sensuales de chicos muy jovencitos. Que si uno enseña el culo, que si dos simulan movimientos, que si otro sale empalmado... Y nosotros ojipláticos. En cualquier caso, no estuvimos mucho rato,  había un "nosequé" de incomodidad, un no saber si había prostitución en el local, con todos esos torsos desnudos pululando entre las mesas. Un amigo local nos confirmaría más tarde que no, que no es prostitución, sólo striptease privados en cabina, con negociación previa del "numerito".


sábado, 6 de abril de 2013

Parque Jean-Drapeau

En medio del río San Lorenzo hay dos pequeñas islas que conjuntamente reciben el nombre de Parque Jean-Drapeau. Tienen buenas vistas al skyline de Montreal y un montón de atracciones (en verano; ahora están algo mustias). Fueron la sede de la Expo de 1967. Una de las islas tiene un circuito de Formula 1 y un Casino (era la primera vez que entraba en uno y me resultó muy deprimente el ambiente de tercera edad enganchada a las tragaperras). La otra tiene una cúpula metálica muy fotogénica, llamada Biosfera, que durante la Expo fue el pabellón de Estados Unidos. Ahora contiene un museo del medio ambiente pero sólo está abierto en verano. Por ahí desperdigadas hay también esculturas contemporáneas y, entre ellas, una de Calder, llamada "El Hombre", que reconocimos enseguida a pesar de no tener el color rojo que tanto nos gusta en otras obras


viernes, 5 de abril de 2013

La ciudad subterránea de Montreal

No es que tenga exactamente encanto, pero es curioso. Montreal tiene la mayor ciudad subterránea del mundo. Son kilómetros y kilómetros de pasadizos que conectan los bajos de los edificios, las estaciones de metro, de tren, los centros comerciales... En realidad no todo es subterráneo, algunos pasajes son exteriores, al estilo galerías con claraboyas en edificios de oficinas (primera foto). Otras zonas son directamente galerías de centros comerciales. Es todo un poco agotador, porque hay mucho vericueto y frecuentes escaleras mecánicas de subida o bajada. También es fácil perderse, aunque hay mapas con el nombre de "RESO" (un juego de palabras en francés con la palabra "red", que se pronuncia igual). Por la noche hay tramos que resultan un poco fantasmagóricos, en plan película de ciencia ficción en la que una epidemia acabó con la población. Con todo, es fácil verle la utilidad en invierno, con el frío que debe hacer. Sin ir más lejos, esta noche de viernes la temperatura era de -3ºC y nos vino muy bien volver al hotel siguiendo todo ese laberinto. 


lunes, 1 de abril de 2013

Oratorio de San José

Dicen que es uno de los "incontournables" de cualquier visita a Montreal pero a mi me parece bastante prescindible. El Oratorio de San José es una iglesia de comienzos del siglo XX, por lo visto la más grande de Canada, con una de esas cúpulas masivas que sólo queda por detrás en tamaño de la de San Pedro de Roma. El interior es sobrio pero tiene su encanto, en plan arquitectura de hormigón que recuerda a Le Havre. Mucha vela y mucho fervor, y creo que no era sólo efecto Semana Santa, sino que el lugar alberga la tumba de San Andrés, un religioso canadiense que tenía poderes para sanar y que siguen congregando hoy a numerosos peregrinos de todo el mundo.